Blog de Juan Fernández
De todo un poco, como en botica. Apuntes medioseculares, donde, por hablar, se habla hasta del gobierno. Este blog cuenta con la bendición de los siguientes santos: San Woody, San Humphrey, San Frank McCourt, Santa Almudena, Grande de España, patrona de los canadienses, y Santa Dorothy Parker. Borrachos y borrachas de sombra negra, abstenerse.
miércoles, noviembre 30, 2011
He quedado con el inmortal Bauti en la Antonio Machado del Bellas Artes, y lo encuentro merodeando por los anaqueles. Estoy buscando El canadiense, me aclara, y me pongo yo también a buscar. Como no damos con él, un vendedor, que luego resultó ser el director en persona, amén de poeta, narrador y columnista en Público, se ofrece a ayudarnos. En principio, me limito a preguntar dónde están los narradores españoles, a lo que me contesta que están todos juntos, en un batiburrillo, promiscuidad que agradezco de veras. Cuando al cabo de un rato vuelve a preguntarme a qué autor estoy buscando, mirando al tendido, respondo: me estoy buscando a mí mismo.
martes, noviembre 29, 2011
La buena educación
En este país larriano, la mala educación, el gesto atrabiliario, la práctica compulsiva del victimismo, las medias verdades, las insinuaciones, la frase extemporánea, la salida de tono, la pose avinagrada, el ataque a la yugular, la caricaturización del disidente, dan unos intereses que para sí los quisiera la atribulada banca europea. Me preocupa que mis alumnos tomen por modelo a seguir a sujetos como el entrenador del Madrid, José Mourinho, siempre con un rictus amargo en el rostro, eternamente descontento, con una perpetua exhibición de agravios y de reproches, y que confundan esa pésima educación arrabalera con valores imperecederos como la sinceridad, el coraje o la osadía. Este espécimen no es monopolio del mundo del deporte: también se da en otros ámbitos, y me limitaré a citar, de pasada, otros ejemplos nefastos además del portugués berreante, como Esperanza Aguirre, Aznar, Alfonso Guerra o Rouco Varela. Son gentes que nunca ríen, que viven en un universo de irritación permanente y que parecen perdonarnos la vida desde una hipotética superioridad que yo, la verdad, no les veo por ningún lado. Antonio Machado, con su palabra justa, se refería a ellos como borrachos de sombra negra.
lunes, noviembre 28, 2011
Y ahora va Murakami y
Simenon, ¿recuerdan? , me dejó hundido en la miseria cuando me enteré de que había folgado con más de diez mil damas, obligándome a admitir, noblesse oblige, que yo no había llegado ni a la mitad. Y ahora va Murakami y demuestra, con documentos gráficos, que ha logrado acabar una ultramaratón de 100 kilómetros, y ahí tengo que confesar que, pese a mi afición a correr, no le llego ya no a la mitad, ni siquiera a la décima parte. Eso sí, comparto lo que dice sobre el maravilloso vacío en el que ingresas cuando llevas unos cuantos kilómetros a tus espaldas, el misticismo del sudor. Y comparto sobre todo el proverbio budista al que alude a propósito del correr: pain is inevitable, suffering is optional. Es difícil de explicar, pero hay un punto en el que el cuerpo se rinde, se niega a seguir, pero tú, poseído por la soledad del corredor de fondo, desoyes su mandato y continúas corriendo a ninguna parte, solo con la música de Bruce Springsteen en tu cerebro desnudo.
domingo, noviembre 27, 2011
Sex o no sex
La descripción explícita de escenas sexuales es una materia sumamente peliaguda y resbaladiza (y el lector inteligente me disculpará lo trillado de la observación). Para demostrarlo, en Inglaterra se ha creado The Literary Review's Bad Sex Awards, esto es, el premio al peor sexo literario. Como de costumbre, apologetas de una y otra tendencia esgrimen argumentos encontrados. Los hay que plantean lo innecesario de recurrir a dichas escenas en una época en la que estamos a un golpe de ratón de ver primerísimos planos de la anatomía humana y quienes abogan por desterrar el recurso de las películas clásicas cuando detenían el acceso lúbrico en la puerta del dormitorio. También existe una notable discrepancia entre quienes defienden que el autor tire de experiencia autobiográfica en estas lides y quienes, por el contrario, aconsejan recurrir a la imaginación. Por último, una tendencia está por no ahorrar detalles y otros optan por la elipsis y los sobreentendidos. Todo esto me recuerda al cruel comentario que sobre el escritor Juan Manuel de Prada, tertuliano de Intereconomía, vertió una compañera suya en Salamanca, a propósito de su primer libro, Coños. Es un libro de ciencia-ficción, porque el único coño que ha visto en su vida este tío, me confesó, es el cuadro de Courbert, El origen del mundo. Tal vez eso explique que haya acabado en la extrema derecha y el puritanismo.
viernes, noviembre 25, 2011
Como dios manda
Tras leer en el diario Público la defensa que hace doña Aguirre de las escuelas católicas y su exhortación a los profesores de esa ideología a defender los valores cristianos, se me ocurre que a este paso, más que de títulos, cursos y años de experiencia, tendré que echar mano de mi año de monaguillo y de unos ejercicios espirituales cuando el servicio militar, para poder seguir ejerciendo la docencia en la Comunidad de Madrid. Vaya en mi descargo que me sé todavía el Pater noster, en latín, y que cuento entre mis amistades a dos sacerdotes en activo y a media docena de católicos confesos, sin contar a cuñados y demás familiares. Conservo además, en buen estado, los cuadernillos de Historia Sagrada y de Formación del Espíritu Nacional de mis años escolares, y no descarto volver a encontrar el catecismo del Padre Ayete entre mis papeles. Cuento también con una condecoración militar como soldado ejemplar. En cualquier caso, yo en su lugar, con el aval de votos que ha recibido, volvía a pedir a los profesores el certificado de buena conducta expedido por la Santa Madre Iglesia, sin complejos ni mariconadas, como diría su guía espiritual, el belfo Aznar.
jueves, noviembre 24, 2011
Neoliberalismo
No, oiga, mire usted, yo lo que veo es a un emprendedor, impaciente por empezar la competición, que ha sabido aligerar su paso, tan generoso que no ha dudado en aplicar los recortes a su propio saco, de talante liberal, como dios manda, mientras que en el otro participante veo a alguien carente de iniciativa, acostumbrado a la sopa boba, con tan mala educación (habrá ido a la pública, seguro) que no se descubre y sigue con la gorra puesta, con unas cadenas con toda probabilidad subvencionadas por el Estado, timorato, y al que no me extraña que el juez árbitro ejecute en la misma línea de salida, oiga, eso es lo que yo veo, lo que pasa es que sospecho que ustedes no saben perder y no valoran en su justa medida nuestro esfuerzo y nuestra voluntad de servicio, y ahora, si no le importa, voy a fumarme un purito, algo que me parece de sentido común, para celebrar nuestra justa victoria.
miércoles, noviembre 23, 2011
Dilema
El 7 de mayo de 1985, Tim Hennis, un sargento de la Armada de 27 años en Fayetteville, Carolina del Norte, respondió a un anuncio clasificado de una mujer de su misma ciudad que intentaba vender un setter inglés. Así comienza un apasionante reportaje de Nicholas Schimidle sobre el asesinato de esa mujer, Katie Eastburn, y dos de sus hijas, y el posterior y complejo proceso judicial que lo siguió. Condenado en primera instancia por un jurado popular que basó su veredicto unánime en varias pruebas concluyentes, como la ocultación de información decisiva por parte del encausado y el testimonio de un vecino de la víctima que juró sin ningún género de dudas haberle visto cerca de la casa de ella la noche del crimen, Tim Hennis fue condenado a muerte y apartado del ejército. Cumpliendo la pena, y a la espera de la ejecución de la sentencia, años más tarde su abogado consiguió una revisión del caso, apoyándose en pruebas no menos concluyentes, como que había restos de sangre que no coincidían con ninguno de los relacionados con el crimen, que había huellas en el suelo que tampoco coincidían con el sospechoso y que otro vecino guardaba un parecido asombroso con aquel. Una vez absuelto, pidió el reingreso en el ejército y llevó una vida intachable, hasta el punto de que un periodista que investigó sobre el caso, Scott Whisnant, publicó un ensayo, que acabó convirtiéndose en un bestseller y usado en las facultades de derecho, en el que defendía la inocencia del personaje. Sin embargo, 25 años después, con Tim Hennis ya fuera del ejército de nuevo, esta vez por voluntad propia, el propio Whisnant le preguntó a uno de los detectives del caso si habían analizado el ADN del semen encontrado en la vagina de la víctima. Una vez efectuada la oportuna comprobación, el semen resultó pertenecer, sin ningún género de dudas, a Tim Hennis. Ya se sabe que una ley prohíbe juzgar a un hombre dos veces por el mismo delito, por lo que el hallazgo parecía condenado a la esterilidad, pero he aquí que el ejército recurrió a una polémica maniobra: obligar su reingreso para así volverle a juzgar, esta vez por lo militar. Era necesario que el veredicto del tribunal militar fuese unánime para sentenciarlo a muerte, y lo fue. Actualmente, Tim Hennis, de 53 años, aguarda en el corredor de la muerte, mientras sus abogados continúan pidiendo la revisión del caso, acogiéndose a la ley mencionada. Un buen asunto para un debate, sin duda.
martes, noviembre 22, 2011
Es sabido que Polanski rodó esta película, adaptación de una obra de teatro de Yasmina Reza, en unas circunstancias sumamente complicadas, tras la orden de confinamiento en su hogar suizo. Este director, un auténtico superviviente, lleva consigo un halo de malditismo, con algunos episodios escabrosos en su biografía que hacen las delicias de un sector del público abonado al vampirismo moral, pero a un artista hay que juzgarlo, obviamente, por su obra, con independencia de que sea un cabrón o, como algún afamado escritor español, simplemente un gilipollas. La película, pese a estar rodada entre cuatro paredes, no recuerda ni por asomo a otras obras cinematográficas viciadas por un aire claustrofóbico. Polanski echa mano de oficio para que, mediante algún subterfugio que no estaba en la obra original, el escenario se expanda y dé un respiro al atribulado espectador. En cuanto a los cuatro protagonistas, Kate Winslet, Christoph Waltz, Jodie Foster y John C. Reilly, que dan vida a dos parejas de clase media, me parece que salen vivos de un ejercicio puntillista, con numerosos primeros planos, casi tan desnudos como un actor sobre las tablas. En estas condiciones, más que nunca, la expresión corporal ha de ser si cabe más elocuente que el propio discurso, y dentro de este, cualquier inflexión desmedida, una palabra demasiado enfática, puede dar al traste con el trabajo coral. Desde luego, hay que admitir que la película descansa sobre un sólido soporte, un guion rico en réplicas y contrarréplicas brillantes y capaz de mudar la perspectiva de una forma imperceptible, con la misma eficacia elegante con la que un sastre hilvana un traje a la medida del cliente. Y como el público es también en su inmensa mayoría de la misma clase media reflejada en la pantalla (por cierto, por allí andaba la mismísima ministra de Economía, Elena Salgado, tomándose un respiro de la prima de riesgo), no tarda mucho en reconocer el lenguaje de doble moral, la fragilidad de los buenos modales, lo sumamente fácil que es despojarse de las máscaras y mostrar al hijoputa que, aunque a diferentes cotas, casi todos llevamos dentro.
lunes, noviembre 21, 2011
Los Hermanos Marx presentan
Imagine, aunque sea con un gran esfuerzo, que vive en un país donde como gobernante para el futuro solo puede elegir entre dos tipos en edad de jubilarse que llevan décadas montados en un coche oficial. Imagine que ambos tipos han desempeñado cargos muy importantes (los segundos de a bordo) en el pasado. Imagine que el primero de ellos, el perdedor, propone como solución recetas que no aplicó durante todos los años recientes que estuvo en el poder, y que el otro, el ganador, se presenta como alternativa a una política económica que él mismo, y su jefe de entonces, implantó en sus años de gobierno. Imagine también que los terceros en discordia son un tipo que apoya el régimen castrista y una sujeta que como se presentó dos veces como aspirante a presidenta en su partido político, y en ambas ocasiones perdió, decide formar un nuevo partido en el que, ahora sí, ella será por fin la jefa. E imaginen por último que lo que se elige es solo la marioneta cuyos hilos moverán unos tipos en la sombra y para la que escribirán un guion para que hable por boca de ganso. Dicho esto, enhorabuena a los premiados y que les aproveche.
domingo, noviembre 20, 2011
Siempre nos quedará Vicent
Mientras otros se acercan a la iglesia a escuchar el sermón dominical, yo cumplo mi propio rito, y después de haber hecho mis abluciones y metido entre pecho y espalda un almuerzo contundente, bajo a por la prensa y con un ojo en el periódico y otro en la acera para sortear baches y cagadas de perros, me dejo cautivar por la prosa de orfebre en la columna de Manuel Vicent. Con una pericia consumada, sabe cómo engastar un adjetivo sofisticado y cómo marcar el ritmo preciso, cumpliendo a rajatabla con la tradición musical valenciana que mamó en su niñez, mientras nos muestra con su inteligencia fenicia un pecio de realidad. A este hombre tan discreto y pudoroso, me lo he ido encontrando en los lugares más insospechados, no solo en su patria deniana, en un café, por las calles de Granada, en una sala de cine, en un museo, en un puerto, y espero seguir encontrando su artículo cada mañana de domingo y dejar que durante unos minutos, los que tardo en alcanzar la panadería, borre la sonrisa azul que se le va quedando, como a todo alpinista moribundo, a esta sociedad moralmente congelada, lo que son las paradojas, en pleno cambio climático. Gracias, maestro, y larga vida.
sábado, noviembre 19, 2011
El comodoro Rubalcaba
Es difícil, contemplando a este hombre, no recordar el poema de Espronceda sobre el reo de muerte. De hecho, en la foto se tienta la corbata como si fuese la soga del ahorcado, intentando tal vez que no le ahogue antes de la hora de la sentencia. Pilota una nave cuyo capitán de navío anterior, un sujeto tan bienintencionado como inepto, se la ha dejado con varias vías de agua, y sabe que su única misión es conducirla con la mayor pericia posible hasta alcanzar puerto y tratar de salvarla del siniestro total y el desguace. Su mirada frontal denota una nobleza teñida de melancolía, y los labios esbozan una sonrisa cómplice, sabedor de que todos estamos al tanto del final de la aventura y conocemos el nombre del mayordomo que se va a hacer cargo de la situación en unas horas, un tipo servicial cuyo mayor mérito reside en asegurar que va a gobernar el navío como dios manda y con sentido común, y que cuando le hacen una pregunta tira de papeles, no vaya a ser que en un ataque de espontaneidad se salga del guion. Rubalcaba conocía la situación, pero también conoce la historia, y sabe que después de cada catástrofe hay que ofrendar un chivo expiatorio a los dioses (léase mercados) para intentar apaciguar su cólera jupiterina. Que dios nos pille confesados.
viernes, noviembre 18, 2011
El domingo, victoria segura
La clase ya agoniza cuando les digo que el domingo se va a producir una victoria largamente acariciada de alguien que ha sufrido varias derrotas, pero que al fin se va a tomar la revancha, y que va a ser una victoria muy holgada y necesaria para que cambie el curso de los acontecimientos. Reina un desconcierto general, por lo que me apresuro a aclarar que hablo de la segura victoria de la Real Sociedad, espero que por goleada.
jueves, noviembre 17, 2011
De la huelga en la enseñanza pública
Un buen amigo, cuando le informo del porcentaje menguante de huelguistas en mi instituto, me espeta: qué ganas tienes de que esto fracase. Con los amigos ocurren cosas así, te sorprenden con la guardia baja. No, me produce una inmensa tristeza el fracaso de esta lucha, pero también la torpeza con que se ha gestionado. Desde el radicalismo asambleario, que ignoraba el componente sociológico del profesorado, la situación social (a una sociedad con cinco millones de parados le importa realmente algo como los desdobles, las agrupaciones o las ratios, por mucho que quienes estemos en el ajo intentemos explicarlo), el estado de euforia del PP, a punto de barrer en las inminentes elecciones, la situación económica del país (en un tris de tener que ser rescatada por el fondo europeo, con todo lo que ello implica), la impopularidad de las medidas, los sacrificios económicos (a 100 euros por jornada de huelga)... hasta la falta de coraje (bien es cierto que estaban en un callejón sin salida) de los sindicatos de clase, arrastrados por el voluntarismo de las asambleas. Era la crónica de un fracaso anunciado, porque Esperanza Aguirre y sus mariachis saben que el domingo el pueblo va a legitimar todos sus desmanes, va a dar por buena su política canalla y va a aplaudir con entusiasmo lo que realmente supone la eliminación de la igualdad de oportunidades y la movilidad social. Las huelgas siempre se producen en un contexto determinado, a veces el menos favorable, como en esta ocasión. Y hay otros factores que nunca se deben obviar, como la correlación de las fuerzas antagónicas. Tengo la certeza de que no hemos acertado con la táctica, lo cual no impide que admita que esta huelga hace que aumente aún más mi admiración hacia mis compañeros (los huelguistas, claro), ante los que me quito el sombrero en señal de respeto y admiración. Y a Aguirre y los suyos les diría lo que les dijo Unamuno a los militares fascistas en el Aula Magna de la universidad de Salamanca en 1936: venceréis, pero no convenceréis.
miércoles, noviembre 16, 2011
Redondeo
Pregunto en clase quién fue el primer presidente de USA, y una chica, obviamente no demasiado atenta, responde sin dudar que Rubalcaba. De inmediato otro la rectifica, no, tía, fue Lincoln; El replicante es también rectificado: hombre, ese es uno al que mataron. Un cuarto interviene: al que hay que matar es a Zapatero. Le pregunto por qué y zanja: por su culpa hay mil millones de parados. Cuando le corrijo y le digo que en realidad hay cinco millones, se encoge de hombros: bueno, redondeando.
martes, noviembre 15, 2011
Jo confesso
De tarde en tarde llega a nuestras manos una obra literaria que huye de los caminos trillados, de las fórmulas alambicadas del éxito y, asumiendo un riesgo notable y derrochando ingentes dosis de innovación e ingenio, nos provoca un estremecimiento placentero. Jaume Cabré, a quien ya conocía de mi etapa barcelonesa (Galceran, l'heroi de la guerra negra), nos sorprende con una novela gigantesca en todos los sentidos de la palabra. Son muchos los hallazgos formales, las destrezas técnicas que avalan semejante juicio: las palabras y frases truncas, los súbitos e imprevisibles, aunque nunca gratuitos, cambios de perspectiva, la amalgama de voces, los saltos temporales, el aliño fantástico, la exhibición culturalista, la variedad de ambientes y registros, el sabio uso de la elipsis, la búsqueda de la complicidad en el lector mediante guiños de toda clase, el tratamiento irónico, el eficaz aprovechamiento de los objetos de anticuario para trasladarnos mediante vertiginosos encadenados a otras épocas y otros lugares, por citar solo algunos. Es cierto que en ocasiones se tiene la impresión de que alguna ligera poda habría eliminado cierto apelmazamiento narrativo, estamos hablando de mil páginas, la caída en cierto manierismo, pero lo cierto es que el libro rezuma originalidad, autenticidad y talento por los cuatro costados, recordándome la ligereza de trazo del último Rembrandt y las piruetas cómicas en mitad de la gravedad del discurso del mismísimo Mozart. No en vano el objeto más valorado por el protagonista es un violín, un santorini: hay que admitir que la partitura de esta novela suena pero que muy bien. Imprescindible.
lunes, noviembre 14, 2011
Tiempos difíciles
Paseando por el Vallecas profundo, avisto en lontananza una cola interminable. Pese a que es la hora de salida en los colegios, descarto de inmediato que se trate de un centro concertado, ya que me hallo ante una cola multirracial, con numerosos inmigrantes y gitanos. De natural curioso como soy, me acerco y veo que se trata de un lugar donde se reparte comida. En el portón del garaje, se explican los requisitos y los pasos a seguir. Me pregunto dónde está el Dickens íbero que refleje todo esto en una novela inolvidable, como hizo el escritor inglés en su momento.
domingo, noviembre 13, 2011
sábado, noviembre 12, 2011
Georges Simenon
Leo en The New Yorker (dónde si no) que a Georges Simenon le gustaba hacer las cosas a lo grande. De entrada, escribió más de cien novelas (no hablemos ya de los relatos), muchas de ellas con el inspector Maigret como protagonista. Curiosamente, pese a que fueron estas las que le han dado fama imperecedera y le convirtieron en millonario, él las consideraba de segunda fila, obra alimenticia, poco seria, mientras intentó dar lo mejor de sí en novelas como Los vecinos de enfrente o El hombre que miraba pasar los trenes, ambas absolutamente recomendables, dicho sea de paso. También afirmó que se había acostado con más de diez mil mujeres (aunque los encuentros duraban a veces dos minutos escasos). Me explico ahora por qué no he triunfado como escritor: debo confesar que yo no llego ni a la mitad.
viernes, noviembre 11, 2011
Palabra de boss
Harto ya del mórbido coqueteo con el abismo, de empezar el día con malas noticias, me he prohibido escuchar las noticias de buena mañana, mientras me dirijo al trabajo. Prefiero recurrir a valores seguros, Mozart, Junkera, Springsteen. Y en esas andamos, oyendo al boss esta mañana, cuando le oigo cantar: everything is falling down, todo se está yendo a la mierda. Hasta él lo sabe. Y no seré yo quien le contradiga, visto lo visto.
jueves, noviembre 10, 2011
Estilo directo libre
Espera al final de la clase, y solo entonces se me acerca y me dice: profe, a ti al escribir se nota que te gusta mucho utilizar el estilo directo libre. Y lo dice, además, con una sonrisa blanca.
miércoles, noviembre 09, 2011
Batallón de tuertos
A juzgar por cómo van las cosas, no es que nos haya mirado un tuerto, sino un batallón. Y, sin embargo, si no hubiera esta modorra general, esta estupidez colectiva, habría sido tan fácil castigar en su momento a los culpables, a quienes desregularon los mercados financieros y dejaron campar a sus anchas a la bestia voraz, que con la música de la canción de Leonard Cohen de fondo, se montó en una montaña rusa y fue despeñando uno a uno todos los obstáculos que se cruzaron en su camino. Uno abre la prensa con la misma prevención con que camina sobre el hielo, preguntándose no si se va a dar la gran hostia, sino en qué momento va a ocurrir. Habrá que atrincherarse en un fuerte provisto de las obras completas de Mozart, Stevenson, una caja de whisky de malta y buena compañía, hasta que la prima de riesgo escampe.
martes, noviembre 08, 2011
El arte acude al rescate
Con la que está cayendo (hasta mi Real es colista, para no meternos en otros costales ni harinas), uno se refugia, como los románticos, en la fantasía, en la verdad de las mentiras, que diría Vargas Llosa. Durante dos horas, el tiempo que dura la película Las aventuras de Tintín, aunque confirmo que las adaptaciones en la pantalla de los cómics pagan un peaje por el camino y pierden una buena dosis del encanto inmediato del cómic y pese a que la trama es archisabida, los personajes estereotipados y la resolución previsible, me dejo atrapar por el reclamo de una técnica portentosa, con secuencias sublimes, como alguna persecución inolvidable, un humor cándido, blanco, y una malla de colores en la que uno se deja caer gustoso. Como en las pesadillas azules que ahora padecemos, hay también un barbudo, El capitán Haddock, pero este, a diferencia de otros, no necesita consultar los papeles ni para salir del naufragio ni para pillarse una melopea de tres pares de cojones.
lunes, noviembre 07, 2011
Habilidades sociales
Cierto comentario de Felipe González me ha recordado una (una más) de mis meteduras de pata. Hablando con una profesora sale a colación el diario El Mundo. Perdón, la rectifico, querrás decir El Inmundo. Ella me mira y tras una pausa interminable, me dice: mi marido es el subdirector de El Mundo. Y lo era, vive dios que sí.
domingo, noviembre 06, 2011
Antídoto
Detecto en los círculos en los que me muevo un aire de derrota, y acaso sea el momento de echar mano de alguna cita de autoridad, la de Saramago, por ejemplo, que afirmaba que a diferencia de la victoria, la derrota nunca es definitiva. Acude uno a su librería de cabecera y me encuentro al bueno de Santiago con semblante de náufrago recolocando los estantes, solo estamos dejando a los imprescindibles, ya que vamos a morir, muramos en la mejor compañía, y encuentro el mismo tono en las tertulias de café, en las charlas telefónicas, por todas partes. Es cierto que un vómito azul está a punto de anegar por completo la península, y que, con independencia de la nefasta gestión de los actuales gobernantes, que merecen el despido sin indemnizaciones, cuesta digerir esta dosis de feísmo (basta ver sus sonrisas, dios mío), este monumento a la sinrazón, el medievalismo y el mal gusto. No todo está perdido: en medio de la debacle nos refugiaremos en la belleza. Hasta que escampe el temporal, habrá que buscar asilo en los museos, en las librerías, en la naturaleza, en los cines y teatros, en algún cuerpo hospitalario, en una conversación ingeniosa. Habrá que seguir invirtiendo en valores actualmente en quiebra, la ética, el progreso, la solidaridad, el trabajo, la inteligencia, el humor. Tal vez algún día Santiago pueda rescatar los libros sacrificados.
viernes, noviembre 04, 2011
País
Aún recuerdo con pavor una intervención en el tabique nasal. Pocos días antes había leído la historia de un tipo que entró en el quirófano para ser operado de apendicitis y salió sin próstata. En mi caso, mientras yacía cubierto por una púdica bata de celulosa (imagino) bajo el foco, la enfermera (una monja) y el anestesista se enzarzaron en una bronca de tal calibre que creo que, de no darse la doble circunstancia de sexo y religión en la litigante, habría llegado a las manos. Así las cosas, cuando me percaté de que el anestesista se aprestaba a inyectarme la pócima, dije, con voz trémula: oiga, yo soy el del tabique. Viene esto a cuento porque ayer, mientras el yodo corría salvajemente por mis venas desde hacía una hora y me habían hecho una decena larga de radiografías, una enfermera (esta vez sin toca), se acerca y me dice: oiga, ¿podría contarnos por qué ha venido usted? Es que no conseguimos entender la letra del médico que le ha enviado.
jueves, noviembre 03, 2011
En cuerpo y alma
De vez en cuando el cuerpo nos regresa a nuestra condición de mortales, nos hace saber de lo complicado de su engranaje, nos revela nuestra vulnerabilidad. Tumbados sobre una camilla, bajo la luz inclemente de unos focos cenitales, nos quedamos desnudos en todos los sentidos. En ese trance, toda la panoplia, la verborrea, la colección de máscaras, todas las personas del yo, los títulos, los premios, los parentescos, las amistades, los amores, valen menos que un bono de deuda griega o la promesa de un político en campaña. No viene mal, tampoco: nos quita de un plumazo el engolamiento y la afectación, nos despoja de artificio y nos vuelve fieramente humanos.
miércoles, noviembre 02, 2011
Pierre Bourdieu
La buena fotografía, como la buena literatura, pasa por un trabajo de campo. Desconfío de los artistas de salón y respeto profundamente a quienes se manchan las botas por trabajar sobre el terreno. Bourdieu pertenece a esta última categoría. Durante años ha vivido en Argelia, se ha mimetizado con el paisaje, ha aprendido los arcanos de la sociedad, esos que no salen en Google, y ha disparado su cámara para mostrarnos la pobreza, la desolación, la rutina, el esperpento, la anonimia. Llama la atención en esta muestra la omnipresencia del ocio, de personas cuyo pasatiempo consiste en sentarse en un café, mirar un escaparate, pasear por un bulevar. Gentes sin oficio ni beneficio, mujeres de rostros ocultos, tipos con turbante, niños sin respuestas. En esta instantánea, sin ir más lejos, podemos ver tres figuras intercambiables cuyo único dato diferenciador son unos zapatos con tacón de aguja de la figura situada al fondo de la escena. La uniformidad como objetivo, la mujer como florero, el color proscrito.