¿Notre Dame?

La fatal combinación de una estructura obsoleta y un irresponsable proceder ha estado cerca de provocar la destrucción del edificio, del que a duras penas se han salvado la fachada y las torres, merced a la eficaz actuación de unos expertos profesionales. No faltaron las simplistas y disparatadas consignas de ilustres ignorantes que aconsejaban medidas tan drásticas y rotundas como contraproducentes, que fueron felizmente desechadas. Es la hora de la reconstrucción. Será necesario armarse de paciencia y de coraje, hacer una sabia elección de arquitectos y materiales y una adecuada financiación. ¿Hablo de Notre Dame? También.

De cuerpas y fuerzos

A partir del próximo lunes, solo los vehículos con bajas emisiones de gases podrán acceder al Londres central. Para octubre, se estudia una ampliación a un área mayor. Cada año, mil londinenses ingresan en Urgencias por problemas asmáticos. Las muertes causadas por la polución se han disparado. Una medida similar es la que se ha aprobado en el ayuntamiento de Madrid, ante el clásico rasgado de vestiduras y el crujir de dientes de nuestra añeja derecha, en nombre de su sacrosanta libertad, la misma que pertinazmente invocan para sancionar y estimular las desigualdades económicas y de oportunidades educativas y sanitarias. Así las cosas, con los tres jinetes del apocalipsis cabalgando sobre sus briosos corceles hacia las murallas de Jericó, lo que menos necesitamos son líderes o lideresas enredándose en pueriles sobreactuaciones y ridículos postureos sobre cuerpas, fuerzos y portavozas. Ahora más que nunca es el momento de la madurez democrática y civil.