Sex o no sex
La descripción explícita de escenas sexuales es una materia sumamente peliaguda y resbaladiza (y el lector inteligente me disculpará lo trillado de la observación). Para demostrarlo, en Inglaterra se ha creado The Literary Review's Bad Sex Awards, esto es, el premio al peor sexo literario. Como de costumbre, apologetas de una y otra tendencia esgrimen argumentos encontrados. Los hay que plantean lo innecesario de recurrir a dichas escenas en una época en la que estamos a un golpe de ratón de ver primerísimos planos de la anatomía humana y quienes abogan por desterrar el recurso de las películas clásicas cuando detenían el acceso lúbrico en la puerta del dormitorio. También existe una notable discrepancia entre quienes defienden que el autor tire de experiencia autobiográfica en estas lides y quienes, por el contrario, aconsejan recurrir a la imaginación. Por último, una tendencia está por no ahorrar detalles y otros optan por la elipsis y los sobreentendidos. Todo esto me recuerda al cruel comentario que sobre el escritor Juan Manuel de Prada, tertuliano de Intereconomía, vertió una compañera suya en Salamanca, a propósito de su primer libro, Coños. Es un libro de ciencia-ficción, porque el único coño que ha visto en su vida este tío, me confesó, es el cuadro de Courbert, El origen del mundo. Tal vez eso explique que haya acabado en la extrema derecha y el puritanismo.
5 Comments:
A la hora de escribir acerca de intimidades y sexo, la experiencia y la buena práctica es la que imprime el estilo a la obra de cada escritor (me refiero a la técnica en la escritura no tanto a la vivencia personal)
Me resultaron muy curiosas las cartas de James Joyce a su esposa Nora, donde la única regla permitida era la que marcaba el amor que sentía por esa mujer en una correspondencia personal e íntima aunque, si te digo la verdad si me dicen que han sido escritas por un rudo camionero de estilo vulgar, tal vez soez, tampoco me habrían sorprendido.
Supongo que De Prada tuvo una primera intención de escribir algo cercano a su sexuado y retorcido seso pero se le adelantó Apollinaire y sus Once mil vergas, lo que no le impidió conseguir el objetivo de escribir acerca de algo que, conozca o no, desde su pluma seguramente sea un puro coñazo.
Del origen del mundo… bueno yo recomendaría unas pocas sesiones de fotodepilación o acabará con la inspiración de otras obras erótico festivas.
mares
Sagaz comentario, voto a bríos.
Creo que todo depende a quién va dirigido el escrito... los hombres son visuales por naturaleza, directos... a las mujeres sin embargo nos seducen más las palabras. Un buen relato erótico no tiene por qué no ser directo. Es más, yo diría que los mejores son los que más detalles dan, eso sí, sin palabras soeces (lo que no quiere decir no llamar a las cosas por su nombre).
Alguien me dijo una vez que podía dedicarme a escribir novela erótica. Si la educación sigue por este camino quizás me anime a hacerlo, claro que el resultado puede puede no ser tan bueno como entonces... para mí, la clave está en quién es, en ese momento, el oscuro objeto de deseo.
Con objetos oscuros o claros, me parece difícil describir un buen polvo.
Es una frase hecha, Juan, a buen entendedor, pocas palabras bastan.
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