Blog de Juan Fernández

De todo un poco, como en botica. Apuntes medioseculares, donde, por hablar, se habla hasta del gobierno. Este blog cuenta con la bendición de los siguientes santos: San Woody, San Humphrey, San Frank McCourt, Santa Almudena, Grande de España, patrona de los canadienses, y Santa Dorothy Parker. Borrachos y borrachas de sombra negra, abstenerse.

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martes, marzo 26, 2019

De muertos y muertas

Veo las portadas de los diarios nacionales de hoy, martes 26 de marzo. Nada. Ni rastro del asesinato a manos de su pareja de una mujer de 39 años en Loeches. Y van 13 en lo que llevamos de año. Parece como si también entre los crímenes hubiera clases. Cada víctima de un atentado terrorista mereció un tratamiento informativo acorde con la atrocidad. Es como si en el mercado negro del horror, unos muertos cotizasen al alza mediática y otras a la baja. A este respecto, las insinuaciones repugnantes de unos y los malabarismos exquisitos de otros, merecería un capítulo aparte. Ahora toca enterrar a las muertas. Y no prolongar su maltrato con un silencio atronador.

Barrio

A pequeña escala, un barrio es una reproducción mimética del resto del mundo, un microcosmos. Sin afán estadístico, barrunto que existe la misma y rica variedad de gentes de toda laya y condición. Es salir a la calle e ir descubriendo los diferentes tipos, los vecinos amables y conversadores, armados con una sonrisa insobornable, con quienes intercambiamos estados de salud, opiniones políticas o algún que otro cotilleo, y también los vecinos esquivos, que no bien te atisban cambian prestos de rumbo, como alma que lleva el diablo, temerosos tal vez de un contagio social. El barrio es el médico que sabe de tus achaques y te tranquiliza con su cachaza, la frutera que acompaña su trabajo con una amabilidad a prueba de bombas, el quiosquero que, además de vender prensa, regala charla y sentido del humor (y a veces entradas para ver al Madrid), los camareros que se esmeran en la presentación del ritual café matutino o las vespertinas cañas, la cajera del supermercado, el peluquero de risa fácil y amable talante, y también, ay, algún dependiente de colmillo retorcido y alma halitosa, al que hay que evitar como a un charco pestilente y traicionero. Nadie existe por sí mismo, ni siquiera por el núcleo familiar. Sin esas conversaciones intrascendentes, sin los paseos diarios por el barrio, no seríamos quienes somos. Por cierto, he cambiado de pescadero. Mucho mejor, dónde va a parar.

jueves, marzo 21, 2019

Tiempo de silencio

Ante el alud de bravatas, impertinencias, mentiras, tergiversaciones, amenazas, delirios, estupideces, bulos, martingalas, ocurrencias, manipulaciones, brindis al sol, obscenidades, cantos de guerra, patrioterismos, torpezas, embustes y saldos, sería bueno refugiarnos en el silencio. Con semejante ruido, es inútil la argumentación y el matiz. Opongamos el silencio al rebuzno y al ladrido y a la miseria moral. Pero vayamos a votar. No seamos, como de costumbre, tan exquisitos. Que sean nuestros votos los que hablen y den la oportuna réplica a esta algarabía grosera.