Gente que suma
A, cansada de vivir en Barcelona, guarda algo de ropa en una maleta, se lleva por toda compañía un perro y dos gatos, saca un billete para San Sebastián y se dedica a recorrer con calma la costa cantábrica. Al llegar a Gijón, algo le dice que este es su sitio y decide quedarse a vivir en esta ciudad. Antonia es ciega. Y mi nueva heroína.
D ha perdido hace solo unos meses a su compañera de vida. Solemos quedarnos a hablar después de las sesiones de grupo. Me admira la vitalidad y generosidad que muestra en sus intervenciones. A menudo me tengo que contener para evitar abrazarlo. Una de las veces, a propósito de la pérdida de músculo social tras la tragedia, me dice: solo se van los que nunca estuvieron.
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