Blog de Juan Fernández

De todo un poco, como en botica. Apuntes medioseculares, donde, por hablar, se habla hasta del gobierno. Este blog cuenta con la bendición de los siguientes santos: San Woody, San Humphrey, San Frank McCourt, Santa Almudena, Grande de España, patrona de los canadienses, y Santa Dorothy Parker. Borrachos y borrachas de sombra negra, abstenerse.

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domingo, junio 27, 2021

El porqué de las cosas

 

¿Qué nos impulsa a escribir? ¿Qué íntima pulsión hace que tecleemos contra viento y marea? ¿Qué indescifrable aliento hacía que Pessoa fuese anotando poemas en cualquier medio, una servilleta, un cartón, una estampa, una hoja de periódico, y guardándolas en cajas y baúles? ¿Qué hace que persista en mi afán en este blog clandestino? Quizá lo hagamos con la misma fatalidad con que un náufrago lanza al mar su mensaje en una botella, con la secreta esperanza de que otro náufrago, en otra isla desierta, lo lea y acuda al rescate. ¿Al rescate de qué? De los dos, probablemente. ¿Quién no necesita un cuerpo en el que cobijarse en las noches de invierno? Una mano que espante la soledad de las calles. Sabemos que es escribir es tan inútil como revertir la caída de un cuerpo. Y aun así, seguimos desafiando la ley de la gravedad y las leyes de la termodinámica. Es como si quisiéramos adornar nuestra derrota, perfumar nuestro fracaso con un hermoso adjetivo, una elegante metáfora, un párrafo bien armado. Como Monzó, escribimos para intentar explicarnos el porqué de las cosas. O para simular que desconocemos que las cosas sencillamente carecen de porqué.

domingo, junio 20, 2021

En un lugar salvaje

 

En un lugar salvaje, título con el que se ha distribuido la película Land, dirigida y protagonizada por Robin Wright, es una película sobre el duelo. Concretamente, sobre la imposibilidad de compartirlo. El dolor por la pérdida de un ser querido es un dolor agudo contra el que, pese al arsenal de protocolos y el ejército de psicólogos, no existe antídoto. El personaje de Robin Wright, Edee, ha perdido de una tacada a su pareja y al hijo de ambos y decide poner tierra de por medio, refugiarse en una cabaña solitaria alejada de cualquier rastro de civilización. Totalmente aislada, desprovista de móvil y vehículo, a muchas millas de distancia de otra persona, se encierra a solas con su tristeza inabarcable y su absoluta desesperación. Inexorablemente van apareciendo todos los ingredientes tras el seísmo: la tentación del suicidio, la falta de horizontes, la inmersión en la locura, el desapego y la insoportable gravedad de los ausentes. Quienes han sufrido una pérdida de este calibre se convierten en unos incómodos extraños. Más allá de las consabidas fórmulas de condolencia, pesa sobre ellos la maldición de la tragedia. Esta es una sociedad puerilmente hedonista, atrozmente individual, que huye del desgraciado como de la peste, temerosa del contagio. Como en las dictaduras, cuando se llevan detenido a un opositor, los vecinos se encogen de hombro y sentencian: algo habrá hecho. Admirables las sobrias interpretaciones del actor que interpreta a Miguel Borrás y la de la propia Wright. Destellantes los paisajes y acertada la banda musical. Una muy digna película.

miércoles, junio 16, 2021

El Sosiego

 

Hemos vuelto al Sosiego, la acogedora casa rural del bueno de Fermín. Nos estaba esperando. Al llegar, nos ha abrazado y todos nos hemos emocionado. Necesitamos nuestras arcadias particulares, esos lugares en los que alguna vez fuimos muy felices y que nos atraen como campos magnéticos. Han sido tres días  balsámicos. Faltaba ella, sí, pero no estaba del todo ausente. Muchas las conversaciones y paseos bajo ese cielo estrellado, sentados en un banco con el valle a nuestros pies. Cuando he ido a pagar, Fermín nos ha dicho: a la primera cena os ha invitado Lola. Nos hemos vuelto a abrazar en silencio. Nunca las palabras fueron más innecesarias.

jueves, junio 10, 2021

Darker


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sábado, junio 05, 2021

Nomadland

 

Nomadland es una película hipnótica. Te atrapa desde la primera secuencia y a lo largo de los 108 minutos siguientes te sumerge en una atmósfera de tranquila desesperación de la mano de la formidable Frances McDormand. La mayor parte del reparto son nómadas auténticos, personas que han renunciado a las supuestas ventajas de una vida estándar y se han lanzado a una aventura sin tregua. Son personajes quijotescos, desamparados y solitarios que guardan en su memoria una pérdida intolerable y deciden deambular como almas en pena por parajes desiertos en los que solo crecen cactus con espinas y algún matorral seco. Tratan de combatir el insoportable frío de la intemperie tejiendo redes solidarias fugaces que les sacan momentáneamente de un apuro pero que no echa raíces, porque es precisamente eso, la falta de raíces, como el musgo o las algas, su seña básica de identidad. Sin apenas referencias al mismo, podemos sin embargo sentir la dimensión de sus pasados, la profundidad de su vacío. La estupenda banda musical de Ludovico Einaudi y la precisa fotografía de Joshua James Richards contribuyen muy eficazmente al logro de ese aliento crepuscular de una historia desnuda en la que no pocos nos sentimos reflejados. En un diálogo entre Bob Wells y la protagonista, a propósito de su hijo prematuramente fallecido, el primero se pregunta: ¿Cómo es posible que él haya muerto y yo siga vivo? También yo me lo pregunto.