Blog de Juan Fernández

De todo un poco, como en botica. Apuntes medioseculares, donde, por hablar, se habla hasta del gobierno. Este blog cuenta con la bendición de los siguientes santos: San Woody, San Humphrey, San Frank McCourt, Santa Almudena, Grande de España, patrona de los canadienses, y Santa Dorothy Parker. Borrachos y borrachas de sombra negra, abstenerse.

Mi foto
Nombre:
Lugar: Madrid, Spain

martes, enero 31, 2012

Gente de andar por el barrio I

Reparé en él una tarde mientras hacía cola en el cajero. Cuando llegó su turno, introdujo la tarjeta y mientras la máquina procesaba las órdenes, comenzó a dar unos saltitos ridículos y a contar con el dedo extendido: un, dos, tres, cuatro, un, dos, tres, cuatro. Luego, hemos vuelto a coincidir en la biblioteca, donde siempre sigue el mismo ritual: coge un periódico, el que esté libre, y comienza a pasar las páginas, sin leerlas, hasta que llega al final; entonces, da unos cuantos golpes para ajustar las hojas y lo devuelve a su lugar de origen, y así hasta el infinito. En ocasiones, ni siquiera finge que lee: va ordenando cuanta revista y periódico se arraciman sobre la mesa. Siempre viste igual: unos pantalones de lona grises, un jerséi holgado del mismo color y una zamarra marrón. Jamás le he visto intercambiar una palabra con nadie. Cuando camina, lo hace como un marinero en tierra, con los pies extremadamente abiertos, como para acomodarse a un bamboleo imperceptible para el resto de los mortales. Luego, he sabido que lo dieron de baja en la Guardia Civil, por algún desarreglo mental. Desde pequeño, he sentido un contradictorio doble sentimiento hacia los locos: miedo y fascinación. Tal vez porque sea consciente de que la frontera entre locura y sensatez es tan tenue que nunca se sabe dónde empieza y acaba cada demarcación. 

lunes, enero 30, 2012

J. Edgar Hoover

Decir que Clint Eastwood forma parte del selecto ramillete de directores americanos es una obviedad de grueso calibre: los cinéfilos siempre estaremos en deuda con él por las buenas horas que nos ha regalado. Dicho esto, confieso que su última producción, J. Edgar, basada en la figura de quien durante muchos años fue director del FBI, me ha decepcionado. Creo honestamente que el personaje daba mucho más juego, y que centrarlo todo exclusivamente en él, no diversificar la historia, abriendo afluentes, incorporando secuencias sin él en el centro de la escena, lastra el interés, hace que haya una omnipresencia del actor DiCaprio, un excelente actor, sin duda, pero sobre el que se carga de un modo oneroso el desarrollo de la trama. Tampoco creo que ayude a la verosimilitud de la historia el que los mismos actores representen a los personajes en diferentes etapas de sus vidas, porque hay algún caso en el que la caracterización como anciano roza el esperpento (me refiero al ayudante Clive, sin ir más lejos). Sin embargo, digamos en favor del comprometido Eastwood, que la elección de la luz, esa sempiterna penumbra que envuelve la acción, la dudosa luz de las cloacas del estado, es todo un acierto, como lo es la interpretación de la mayoría del elenco. La película dura más de dos horas, de modo que es conveniente que entren con los deberes fisiológicos hechos.

domingo, enero 29, 2012

La otra cara del porno

Estados Unidos es un país peculiar. Están en contra del que el Estado regule cualquier actividad comercial (y por culpa de esa desregulación financiera nos va como nos va), pero hacen una excepción con el porno. El alcalde de Los Ángeles acaba de aprobar una normativa que obliga a los actores de este género cinematográfico a usar condones en los rodajes. Lo argumenta en base al alto número de enfermedades que contraen, el sida entre ellas. Los productores se niegan, alegando que el público demanda el contacto carnal, sin gomitas de por medio. No me pronuncio al respecto, no lo haré hasta que nuestra flamante alcaldesa, doña Botella, se manifieste al respecto. 

sábado, enero 28, 2012

Lincoln, cuéntame un cuento

Fronteras movedizas

Year 1200
Europa siglo a siglo

viernes, enero 27, 2012

Así en Valencia como en Estados Unidos

¿Puede un tipo cuya mujer está en la clínica recuperándose de la operación de un tumor pedirle en esa situación, sin esperar a que salga del hospital al cabo de unos días, el divorcio porque tiene otro asunto entre piernas? ¿Y puede convertirse en el azote de un presidente (Clinton) adúltero mientras él lleva seis años manteniendo una historia extramarital? Finalmente, ¿puede alguien que ya va por la tercera mujer presentarse como un católico intachable y sin mácula? La respuesta a todas las preguntas es sí, y si quieren saber hasta qué punto un personaje público puede ser un canalla superlativo, lean este excelente artículo de Thimothy Egan en el New York Times, please.

jueves, enero 26, 2012

Delirio

Rajoy se alegra por Camps pero no aclara su futuro político
Un Francisco Camps exultante, exhibiendo una sonrisa de escualo, celebra el pase a semifinales del equipo de sus amores blaugranas, el Barça, y muestra su regocijo pulgar en alto a una enfervorizada multitud, que lo aclama sin desmayo. A esas mismas horas, el entrenador del Madrid, José Mouriño, era sometido a un juicio sumarísimo ante un jurado popular, que trataba de dilucidar si el chándal que luce en los partidos había sido pagado por él o por un grupo de aficionados partidarios de que incluya a Granero y a Ozil en el centro del campo desde el primer minuto. Se espera con impaciencia la declaración del sastre. Atentos.

miércoles, enero 25, 2012

Bon Iver

Justin Vernon, un cantante indie que había hecho algunos pinitos con una banda juvenil, al sufrir una mononucleosis hepática, decidió encerrarse en una cabaña en el campo, aislado del mundo. Allí permaneció durante unos meses, en los cuales compuso un disco que sus amigos le animaron a presentar en discográficas. Hoy se ha convertido en una referencia musical imprescindible entre los catadores de una corriente minoritaria pero con una fuerte presencia entre el sector más melómano. El nombre del grupo, por cierto, surge de la serie Doctor en Alaska, en uno de cuyos capítulos los habitantes, tras la primera nevada, se deseaban mutuamente bon hivern. Que lo disfruten y puedan olvidarse durante unos minutos de Mou, la prima de riesgo y los próximos recortes.

martes, enero 24, 2012

Amor y verano


William Trevor es un escritor a contracorriente. Mientras otros componen excelsas obras experimentales, rebosantes de nihilismo, un tanto deslavazadas, un mucho malditas, cáusticas, herméticas, este escritor irlandés  opta por un estilo ameno y sencillo, por unas tramas que avanzan con fluidez, como si Joyce, Faulkner o Pirandello todavía no hubieran abandonado la madriguera del futuro, y nos arrastra a mundos rurales donde personajes transparentes viven como pueden su existencia en el laberinto aldeano, no menos complejo por ello que el urbano. Uno asiste emocionado al discurrir de los protagonistas, tratando en vano de arrancarse las etiquetas que la sociedad les colgó en el traje, ve aflorar en ellos la culpa, la duda, la pasión, el arrepentimiento, todo ello sin estridencias, sumergiéndonos en una corriente tranquila, templada. Trevor sabe que la vida ya viene con la suficiente carga corrosiva de serie como para cargar las tintas, y se limita a mostrarnos un pequeño universo al que, como buen flaubertiano, se abstiene de juzgar, dejando al margen las condenas. Una historia emotiva, una novela recomendable, francamente.

lunes, enero 23, 2012

Los descendientes

Alexander Payne, al igual que hizo con su película Entre copas, nos propone una obra de apariencia amable y regusto amargo, con unos temas muy candentes en los tiempos que corren, cuales son la fragilidad de la pareja, la traición, la fidelidad o el triunfo de la ética sobre la rentabilidad monetaria. Con un George Clooney inconmensurable (cada vez tengo más claro que es el Cary Grant de nuestra época), la historia discurre de forma coherente, con un ritmo bastante vivo, hasta desembocar en el clímax final. Quisiera llamar la atención sobre varios alardes técnicos del director, un maestro en el manejo de la cámara: la secuencia con toma cenital en la que se ve al protagonista subiendo por unas escaleras en espiral, de una plasticidad soberbia, el travelín que culmina en un zoom sobre el rostro de Clooney, los contrapicados en los momentos de desolación, el cambio de fondo sobre un primer plano de la nuca del mismo actor..., son solo unas muestras de la solvencia de Payne, alguien que no solo se basa en un buen guion sino que sabe usar los recursos formales que lo potencian. Además del mencionado Clooney, hay que destacar especialmente a la joven Shailene Woodley en el papel de hija mayor y a Nick Krause en el de descerebrado adolescente que resulta no serlo tanto. Confieso que en mi opinión sobran un par de escenas, el monólogo del protagonista con su mujer al final de la película y alguna concesión a la galería, pero aunque tengo para mí que el Oscar a la mejor película está justamente concedido de antemano (The Artist), no me sorprendería que el de mejor actor también.

domingo, enero 22, 2012

De la educación

Artículo de Nicholas D. Kristof, en el New York Times

Más oxímoron



Capitalismo moral

sábado, enero 21, 2012

Que tu votante de derechas nunca sepa lo que haces con tu mano izquierda

En contra de las apariencias, no se trata de una pareja de cómicos a punto de actuar en una fiesta de cumpleaños infantil, sino de uno de los dos aspirantes republicanos (el otro es el mormón y gestor de desguaces empresariales Mitt Romney, dios los cría, etcétera), el antiguo portavoz en el Congreso y azote de Clinton cuando su episodio con la becaria Lewinski, Newt Gingrich, acompañado por su tercera esposa Callista Gingrich. Newt y Callista iniciaron su aventura sexual cuando el primero estaba casado con su segunda esposa, Marianne Ginther, que acaba de revelar que seis años después del comienzo de su adulterio, Newt le pidió que se convirtieran en un matrimonio abierto, a lo que ella se negó en rotundo. Ahora, en plena campaña para hacerse con la nominación republicana, el político desmiente esa información, consciente como es de que su electorado conservador hará la vista gorda con la historia extraconyugal, pero rechaza de plano algo que les parece un oxímoron: matrimonio abierto. Sé infiel, pues, pero no lo confieses. Demasiadas similitudes con el trato a la homosexualidad en el ejército, hasta hace muy poco, me temo. Por cierto, si han conseguido ver la imagen sin sentir un estremecimiento de terror ante la perspectiva de que un caballerete vestido de esta guisa (¡esos pantalones metidos en los calcetines!, ¡esa exaltación del pancismo!), enhorabuena. Tiene usted un autocontrol encomiable.

viernes, enero 20, 2012

De adolescentes y payasos

Me cuentan que fue ella, la hija adolescente, quien se apercibió de lo que pasaba en la calle y se apresuró a calzarse y bajar para poner remedio a la situación, y que al cruzar el salón informó escuetamente a su padre, quien a esas horas, cerca ya de la medianoche, veía una película sobre Ana Karenina, de que un tío estaba obligando a una chica a meterse en su coche, en contra de la voluntad de esta. Y me cuentan también que el padre, sin opción alguna, se apresuró a calzarse unas deportivas y a ponerse la primera cazadora que tenía a mano. Una vez fuera, mientras la hija le preguntaba a la chica si necesitaba ayuda, el padre se encaró con el sujeto y le conminó a dejarla en paz, advirtiéndole de que había llamado a la policía (algo que, al parecer, no hizo) para amedrentarlo. Hubo un intercambio de gritos entre ambos, en ese ritual tan masculino de echarse un pulso de testosterona, mientras numerosos vecinos seguían atentamente la escena tras los ventanales, sin mover un dedo, pero finalmente, asustado por la posibilidad de que aparecieran las fuerzas del orden, el tipo se fue hacia el coche y una vez dentro, utilizó la palabra letal: payaso. Me siguen contando que luego, padre e hija cruzaron el barrio para acompañar a la chica a casa de unos amigos, y que esta se hallaba tan atemorizada que cada vez que aparecía un coche se apresuraba a esconderse. Me dicen también que al despedirse el padre la animó a romper con semejante ejemplar y que, ya a solas con su hija, le dijo que si le hubiera pasado algo, lo que nunca podría haberle perdonado era haberle hechoir tan mal conjuntado en su viaje al más allá: una cazadora marrón, una camiseta azul cobalto, un negro pantalón de chándal ajado y unas deportivas desgastadas para jugar al tenis.

jueves, enero 19, 2012

El síndrome Tura

En la película Ser o no ser, de Lubitsch, cada vez que el actor Joseph Tura se dispone a recitar el famoso monólogo hamletiano, observa cómo indefectiblemente un espectador se pone en pie y se marcha de la función, dejándolo totalmente descolocado y hundido en la miseria. A mí, en una clase, me ocurre algo similar. Cuando tras las pertinente lecturas me dispongo a comenzar mi monólogo para glosarlas, Ella, pese a que aún queda media hora por delante, se desentiende de mi exposición y se pone a colocar el estuche, recoger cuadernos y libros y a cerrar su cartera, dejándome tan asolado como Tura en esta escena que adjunto.

miércoles, enero 18, 2012

Áspero mundo

Se busca suicida con experiencia acreditada para impartir clases prácticas. Aficionados y diletantes, absténgase. Remuneración en el más allá.
(anuncios por palabras)

martes, enero 17, 2012

Dignidad

Hay épocas, como sostenía Primo Levi, en las que la sociedad se toma unas vacaciones morales. Estamos en una de ellas. Mientras escribo esto, me llega de fondo el diálogo entre la acusación y el juez Garzón, inmerso este en tres procesos judiciales por delitos como demostrar la culpabilidad de una trama corrupta o la defensa de la memoria histórica. Dentro de esa miseria global en la que estamos inmersos, siempre hay algunos tipos con las agallas suficientes para mantenerse a flote y convertirse en las boyas que marcan la frontera entre la dignidad y la indecencia. Cuando veo a los delincuentes del caso Gurtel llevando a un juez como Garzón a los tribunales, cuando escucho al obispo de Córdoba acusando a los profesores de la escuela pública de animar al fornicio a sus alumnos (qué obsesión eclesiástica con el sexo, cuando se supone que deben de ser unos legos en la materia), cuando oigo a la prensa, con excepciones, glosar la figura del fallecido Fraga, cuyo mayor mérito fue ser fascista durante el fascismo y demócrata de nuevo cuño cuando llegó la democracia, cuando escucho a tipos que cobran varios millones de euros al año hablar de la necesidad de que el pueblo haga un esfuerzo más, me vienen a las mientes aquella anécdota sobre una exposición de pintura abstracta en la que, por error, un cuadro fue colgado al revés, sin que nadie cayera en la cuenta. Por favor, que alguien le dé la vuelta al cuadro, empiezo a marearme.

lunes, enero 16, 2012

El topo

La apuesta de Tomas Alfredson era sumamente arriesgada: ahí es nada, llevar de nuevo a la pantalla (en esta ocasión, grande) la misma novela de John Le Carré, El topo, que ya había sido llevada con un éxito sin precedentes por Alec McGuinness a la pequeña pantalla, un par de décadas atrás, en la mítica producción de la BBC. Y para dificultar aún más la tarea, le adjudica el papel protagonista, el de Smiley, nada menos, a un actor, Gary Oldman, conocido por su histrionismo. Pues bien, aunque no logra una obra redonda, justo es reconocer que salva los muebles, lo que no es poco dada la envergadura del reto. Creo, sin embargo, que el metraje, dos horas, podía haberse aligerado, y que tanto esfuerzo de contención, la búsqueda obstinada de un ritmo hipotenso, subrayado por la lánguida banda musical de Alberto Iglesias, podía haberse permitido algún paréntesis, haber hecho alguna concesión a la galería para subir la adrenalina del espectador. Es cierto que la trama se sigue sin dificultad, lo que es de agradecer en estas historias de intriga, donde a menudo te sobra algún muerto, como a Howard Hawks en El sueño eterno, que las interpretaciones, en general, son bastante presentables (soberbio John Hurt en su papel de Control), y que si aceptamos como termómetro del nivel de la película la densidad de silencio del público, nos hallamos ante una obra aceptable. Película pues para pasar una tarde entretenida, pero que se olvida en cuanto abandonas la sala. Por cierto, he tenido que cambiar de cine (irme a los Ideal) para no toparme de nuevo con Manuel Vicent, que es fiel a los Renoir.

domingo, enero 15, 2012

Esqueixos

Con paciencia de orfebre, la poeta Joana Navarro atrapa la esencialidad de la vida en unos depurados versos heptasílabos y pentasílabos, como mandan los cánones del tanka. A lo largo de ellos, se va configurando, merced a una maestra labor de poda y selección,todo un universo de ecos becquerianos, con un halo de romanticismo y una luminosidad crepuscular que vertebran toda la obra. A lo largo de ella, aparecen  referencias a lo ausente, memorias herrumbrosas, pecios de barcos hundidos, nenúfares y jardines prohibidos que nos introducen en ese mundo desdibujado, de perfiles difusos, donde la nostalgia y la melancolía se erigen en sus más definitivas señas de identidad. Reducir el trabajo a tan limitados confines obliga sin duda a un proceso muy esmerado de depuración, a un alambicado proceso, y es reseñable la pericia con que Joana nos remite a planos situados fuera de los estrictos márgenes del poema y nos convoca extramuros, sumergiéndonos de este modo en una atmósfera vaporosa, donde nos reconocemos habitantes de la frágil frontera entre el cuerpo y su sombra, entre la realidad incierta y el deseo recóndito.

sábado, enero 14, 2012

Poder senorial

Mientras la rubia, Jane Mansfield, exhibe sin pudor sus poderes plenipotenciarios, la morena, Sofía Loren, la mira de soslayo, una mirada censora al tiempo que admirada y sorprendida. Pero el verdadero protagonista en el paciente camarero, con su servilleta desmayada, esperando a que acabe el festín de la mirada para comenzar a servir la cena.

viernes, enero 13, 2012

Guille

La mañana avanza espesa. Como siempre que el cielo se encapota y no acaba de llover, me noto abotargado. En el pasillo, mientras me dirijo hacia la cafetería, me topo con el bueno de Guille, un exalumno que, en compañía de su inseparable Víctor, me amenizaba las clases en Bachillerato y aportaba un caudal de buen humor. Le invito a un café, es lo mínimo, y tras charlar sobre cómo van las cosas en el instituto, me extiende un ejemplar de El canadiense para que se lo firme. Tanta generosidad me desarma. Gracias, amigo.

jueves, enero 12, 2012

Cotolengo

En un país con un mínimo de sentido común, que la misma dirigente, doña Aguirre, que apelaba hace cuatro meses a la necesidad de recortar inversiones en la educación y sanidad públicas por culpa de la grave situación económica (no hay un puto duro, decía la marquesa consorte con ese gracejo popular que tanto celebra la ciudadanía madrileña) nos sorprenda ahora con que el estado de la cuentas en la Comunidad de Madrid es tan boyante que nos podemos permitir el lujo de pagar un cinco por ciento menos en impuestos, solo deja tres alternativas adonde mandarla: al confesonario, para que le administren una penitencia por haber mentido, a la cárcel, por el daño social innecesario que está provocando, o, lo que es más sensato, al cotolengo más próximo, donde debe ser encerrada con una camisa de fuerza y no dejarla salir ni a por tabaco.

miércoles, enero 11, 2012

A vueltas con la ficción

En un revelador ensayo sobre Geoff Dyer y su obra Out of sheer rage, James Wood se cuestiona la validez de la novela, un género que, dice, lleva tanto tiempo recurriendo a una serie de convencionalismos (la trama, los escenarios, el conflicto, los detalles...) y que es tan sumamente aleatorio (que llueva o no, el color del abrigo del detective, la calle donde vive, la consumación o no de su amor, su muerte o su salvación, su palabra o su silencio), que puede provocar en muchos lectores una sensación de hastío, la impresión de que, con ligeras variantes, a veces ni eso, uno ya ha leído antes el libro que tenemos entre manos. Y como alternativa a la crepuscular novela, cobra fuerza el ensayo, oponiendo el flujo de la conciencia o la fragmentación a la trama, la ambivalencia entre realidad y ficción a la verosimilitud artificiosa, la presencia manifiesta del autor al intento flaubertiano de ocultismo. Puede que ocurra como con los colores del vestuario, donde los tonos oscuros van ganando presencia con el paso del tiempo, pero confieso que desde hace tiempo el ensayo me seduce más que la narrativa, y que creo que en el panorama literario ocupa  el lugar preeminente que la novela, con el claro competidor del cine dentro del género narrativo, ocupó en el XIX y gran parte del XX. 

martes, enero 10, 2012

Geometría comercial

La apertura angular de la sonrisa de un vendedor es directamente proporcional a la la cantidad de la factura abonada por el cliente.

lunes, enero 09, 2012

Drive

Como un partido de fútbol, esta película tiene dos partes claramente diferenciadas. En la primera, un portentoso Ryan Gossling compone un personaje sin pasado, del que por no saber, no sabemos (ni sabremos a lo largo del filme) ni siquiera su nombre. Con una admirable economía gestual, expresando una subyacente atonía social, una falta absoluta de arraigo, nos muestra a la perfección la orfandad sentimental a la que nos abocan unas ciudades, como Los Ángeles, en la que las dimensiones geométricas exceden con creces los límites humanos y el neón le ha arrebatado al sol su cetro luminoso. En la segunda, el director danés, Nicolas Winding, se entrega a una complacencia visceral, a secuencias gore donde la sangre corre a raudales, en vez de recurrir a elipsis u otras técnicas menos explícitas, como mostrar el rostro de las víctimas, mucho más elocuentes precisamente por su capacidad evocadora y sugestiva. Cae además en un barroquismo que enreda innecesariamente el hilo argumental y en alguna flagrante contradicción, como mostrar al protagonista paseando por la ciudad con su llamativa cazadora manchada de sangre cuando su máximo afán, aunque solo fuera por un instinto de supervivencia, habría de ser el refugio en la anonimia y en pasar de puntillas en un medio infestado de escorpiones. Magistrales, eso sí, la banda musical y la interpretación de varios secundarios, como el laureado Albert Brooks, la frenética primera secuencia y ese elaborado final solo comprensible gracias a que con anterioridad había recurrido a la anticipación, al flash forward, y nos permite deducir que, en este caso, el orden de los factores sí altera el producto.
PD.- A mi anónimo parisino le encantará saber que sí, que de nuevo Manuel Vicent estaba allí, dos filas más adelante (siempre se reserva una butaca junto al pasillo).

domingo, enero 08, 2012

Realidad, ¿qué realidad?

Los filósofos llevan toda la vida a vueltas con la realidad (la Wirklichkeit de la que hablaba Wittgenstein) si existe per se o es simplemente una invención de nuestros sentidos, y una exposición de Cosmocaixa, Abracadabra, ilusionismo y ciencia, se encarga de demostrarnos, de una manera lúdica, hasta qué punto aquellos, los sentidos, nos engañan si ningún miramiento. Escuchar un sonido de manera distinta dependiendo de si tenemos abiertos o cerrados los ojos (en un caso escuchamos ba-ba-ba y en otro da-da-da), ver cómo unos círculos concéntricos se ponen a girar endiabladamente tras unos segundos de mirada fija, percibir dos acordes idénticos como una escala ascendente, son solo una muestra de lo antedicho. Pero para ilusión óptica (y moral) la de los toledanos que, al paso de la Cospedal en procesión, creen ver una vestal y se ponen a gritar como posesos guapa, guapa. La madre que los parió, deberían leer un poco a Zubiri para evitar semejantes espejismos.

viernes, enero 06, 2012

Leyendo a Marilyn

El Ulises de Joyce viene a ser el Everest de la literatura. Es fácil sucumbir bajo un alud de juegos de palabras, caer en un abismo de retórica, morir por falta de signos de puntuación o perderte en cualquier laberinto culturalista. Hay demasiado énfasis en la actitud de Marilyn y es demasiado casual que haya sido sorprendida justo en el final de la novela como para que sea verosímil la posibilidad de que fuese una de las alpinistas privilegiadas que lograse hacer cima en el monólogo de Molly Bloom, pese a la más que probable ayuda del sherpa Arthur Miller. Lástima que muriera sin saber que ella sola valía más que Miller, la pareja de Kennedy y Joyce juntos.

jueves, enero 05, 2012

Dar una a derechas

St Josemaría Escrivá
Cuando las barbas de Inglaterra veas mojar...

miércoles, enero 04, 2012

Recuerdos de navidad

Exposición de recuerdos de navidad en el Archivo Regional de Madrid, calle Ramírez de Prado. Tal como éramos. Tal como seremos, crisis de prima de riesgo mediante.

lunes, enero 02, 2012

Birdy - Skinny Love