Blog de Juan Fernández
De todo un poco, como en botica. Apuntes medioseculares, donde, por hablar, se habla hasta del gobierno. Este blog cuenta con la bendición de los siguientes santos: San Woody, San Humphrey, San Frank McCourt, Santa Almudena, Grande de España, patrona de los canadienses, y Santa Dorothy Parker. Borrachos y borrachas de sombra negra, abstenerse.
domingo, agosto 31, 2008
sábado, agosto 30, 2008
Modelos
viernes, agosto 29, 2008
Morbo
jueves, agosto 28, 2008
Tribus
Me cuentan, ¡oh, poeta bogavante!,
que viendo mi libro sobre la mesa,
con altivo mohín e intención aviesa
y haciendo caso omiso del talante
tu supino desdén al ver la letra impresa,
y comportándote cual rancia marquesa
soltaste un exabrupto degradante.
contigo, pese a tus ínfulas criollas,
tenido has proceder tan halitoso
nunca te dije, vate melindroso,
miércoles, agosto 27, 2008
Antes de aprender hay que saber
martes, agosto 26, 2008
Respeto
lunes, agosto 25, 2008
Violencia
sábado, agosto 16, 2008
Ferragosto
viernes, agosto 15, 2008
Desfase
jueves, agosto 14, 2008
Asedio
miércoles, agosto 13, 2008
JRJ según CR
martes, agosto 12, 2008
Ulises según Jesús (12 años)
Ulises un día decidió hacer un viaje para escuchar el canto de las sirenas y que todos los viajeros se pusieran cera en los oídos. Su mujer Penélope estaba "tonteando" con los guardas, mientras no le viera Ulises. Cuando iban navegando Ulises oyó un pequeñísimo ruido de un canto de sirena, cada vez se oía más y Ulises dijo: ¡Vamos a darnos una vuelta!, pero como no le escuchaban porque llevaban cera en los oídos, Ulises muy nervioso y como ya no podía hacer nada decidió seguir. Mientras tanto su novia Penélope se iba a casar con uno de los guardas. Ulises cada vez lo oía más y más pero siguió, estuvo a punto de romperse los oídos (el tímpano), pero por suerte y por valiente no, al final llegó a oír el canto de la sirena pero para eso tuvo que pasar por muchas causas, encontrarse con unicornios, minotauros etc... Justo cuando Penélope se iba a casar vino Ulises y paró la boda y Penélope se casó con Ulises, y al final todo fue bien y Penélope y Ulises fueron marido y mujer. Fin
lunes, agosto 11, 2008
La Regenta según W.
sábado, agosto 09, 2008
Gente corriente
viernes, agosto 08, 2008
Siendo como soy, ¿y qué?
Y una más de la inigualable alumna. Explico el final de una poesía, y mis ojos se cierran, ¿os fijáis?, les digo, el verbo cerrar sirve para indicar que se ha quedado dormida y para cerrar el poema. Isamar me mira asombrada. Le digo que si lo ha entendido. Pues claro, responde. Vuelvo a insistir en el sutil juego de la poeta, la ambivalencia. A Isamar todas estas disquiciones le deben parecer una inmensa chorrada, porque por toda respuesta concluye: ¿Y qué?
jueves, agosto 07, 2008
Más situaciones embarazosas
martes, agosto 05, 2008
Situaciones embarazosas
lunes, agosto 04, 2008
Pícaros II
Quien también se las ingenia para hacer caja, aunque por medios menos ortodoxos, es C. Llevaba él un mes en el instituto cuando coincidimos a solas en la sala de profesores. En unos cuantos minutos se las arregló para trazar un cuadro tan siniestro de su vida, tantos los duelos y quebrantos, que no dudé en prestarle cuanto llevaba encima: 20 euros. Como quiera que pasaban los días sin que cumpliese su promesa de inmediata devolución, se lo comenté en un momento de debilidad a la admirada Arriola. Pero, ¿tú también has caído?, me soltó, a mí me debe cerca de 100. Innecesario aclarar que nunca más recuperé el dinero, pero supe ponerme a buen recaudo en las sucesivas intentonas.
Y cerraré este capítulo con L., quien entre muchas de sus habilidades incluía la de tocar el saxo en una banda de música. Dado que dicha banda solía tocar los sábados y festivos en las más variadas provincias peninsulares, le resultaba harto difícil simultanear una actuación de madrugada en, digamos, Almería y estar cuatro horas más tarde impartiendo sus doctos conocimientos en Madrid. Su flagrante carencia del don de la ubicuidad la paliaba los martes presentando un impoluto justificante médico que describía con pelos y señales el mal físico que le afligía. Nadie como él, además, para aprovecharse de las oquedades legales y reglamentarias en materia de bajas, permisos y licencias. Su sola presencia en el departamento de personal de la dirección territorial provocaba sofocos entre los trabajadores.