Blog de Juan Fernández

De todo un poco, como en botica. Apuntes medioseculares, donde, por hablar, se habla hasta del gobierno. Este blog cuenta con la bendición de los siguientes santos: San Woody, San Humphrey, San Frank McCourt, Santa Almudena, Grande de España, patrona de los canadienses, y Santa Dorothy Parker. Borrachos y borrachas de sombra negra, abstenerse.

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Lugar: Madrid, Spain

martes, mayo 31, 2011

Sic transit gloria mundi

Mira, Juan, dice ella, me recuerdas mucho a mi cuñada, es muy fea también, y cuando se puso novia con mi hermano, le preguntamos, oye, pero, ¿qué has visto en esta mujer?, pero luego, oye, la oyes hablar y eso, y que es muy buena persona, también, y aunque sigue siendo fea, porque es fea, la verdad sea dicha, para qué te voy a engañar, y luego ya no la ves tan fea, y contigo me pasa lo mismo. Y cuando yo me aventuro a demandar si estaba hablando en serio, me remata: pero, oye, Juan, que aquí en el trabajo los hay incluso más feos que tú, aunque no te lo creas. Debe advertir una inconmensurable estupefacción en mi rostro, y es al intentar consolarme cuando me da el definitivo tiro de gracia: todo esto te lo digo porque hay confianza y porque sabes que te aprecio. Dios la bendiga.

lunes, mayo 30, 2011

Los nuestros

No importa que, a falta de dos minutos para finalizar, se produjera un error que empañó lo que hasta entonces había sido una interpretación colectiva sublime. Me siento íntimamente orgulloso de todos ellos. Han sido seis largos meses, con sus correspondientes momentos de tensión, zozobra e incluso pánico, pero ha merecido la pena. Verlos moverse por el escenario, desgranando los diálogos tantas veces ensayados, controlando los nervios, enfrentándose a la masa informe, era un placer indescriptible. Valoro muy especialmente el trabajo de los más tímidos, consciente como soy del miedo escénico, del terror con que algunos se enfrentaban a la representación. Les comprendo perfectamente, yo también soy un tímido enfermizo, alguien que esconde su inseguridad bajo la máscara del clown. Y, en fin, si tengo que singularizar el trabajo, habrá que citar a Raúl, el formidable Cosimo, quien con su pie hinchado se movía con la agilidad de un guepardo y las tablas de un actor avezado. Todos rayaron a gran altura. En cuanto al borrón, quienes nos quieren lo pasaron por alto, y quienes no nos quieren tanto se habrían aferrado a cualquier otra nimiedad. Un brazo, príncipes de Fuenlabrada, reyes de los páramos del Sur.

jueves, mayo 26, 2011

Eterno retorno

Nietzsche estaba en lo cierto cuando teorizó sobre el concepto del eterno retorno. Basta con ver de vuelta al incombustible (y womanizer) Álvarez Cascos, el del interés general, cuyo mayor logro como ministro de Transportes fue dejar bloqueados tres distritos en Madrid, con una fácil comunicación con el centro de Madrid hasta que él tuvo la brillante ocurrencia de cerrar el acceso para potenciar su proyecto de las autopistas de peaje. Precisamente apelando a ese mismo interés general, reproduzco un extracto del diáologo entre el juez que lo juzgaba y el poeta ruso Joseph Brodsky, a quien entre otras lindezas el aperturista Krushchev llamó maricón.
  
JUDGE: Tell the court why in between jobs you didn’t work and led a parasitic life style?
BRODSKY: I worked in between jobs. I did what I do now: I wrote poems.
JUDGE: You wrote your so-called poems? And what was useful about your frequent job changes?
BRODSKY: I began working when I was 15 years old. Everything was interesting to me. I changed jobs because I wanted to learn more about life, about people.
JUDGE: What did you do for your motherland?
BRODSKY: I wrote poems. That is my work. I am convinced. . . . I believe that what I wrote will be useful to people not only now but in future generations.
JUDGE: So you think your so-called poems are good for people?
BRODSKY: Why do you say of the poems that they are “so-called”?
JUDGE: We say that because we don’t have any other idea about them.

miércoles, mayo 25, 2011

Sol (y sombra)

Lo de Sol y otras plazas me parece algo tan necesario como, desgraciadamente, inocuo. Que el personal tiene mil y un motivos para quejarse, es una obviedad, y que el sistema tiene una complejidad estructural y los suficientes cortocircuitos como para, mediante el sacrificio de un par de fusibles, atajar la corriente contestataria, también. Me viene a la memoria la revuelta de Mayo del 68, o las de la transición española: parecía que íbamos a alumbrar un mundo nuevo y se quedó en el parto de los montes. Personalmente creo que cuando el capitalismo estuvo contra las cuerdas, hace tres años, cuando la crisis financiera, y los propios magnates pedían árnica y hasta una tregua, dejamos pasar una gran oportunidad, nuestra oportunidad, pero el capital tiene siempre, por lo menos dos planes. Cuando vienen mal dadas, tocan a rebato, las voces de su amo amplían el dial hertziano, aumentan las dosis de modorra y anonimia, y hasta la siguiente crisis. Al final, los que vamos a tener que rezar somos los ateos. Tal como están las cosas, solo nos salvará un milagro. Eso, o convencer a Mou y a Guardiola para que encabecen una plataforma electoral.

martes, mayo 24, 2011

De erupciones sulfúreas y Robert Nicholson

Mientras de las españas llegan nuevas descorazonadoras, la derecha cerril erupcionando con el vigor de un regüeldo pancista, un vómito de azufre dejando perdida la memoria y la dignidad, merced a la costumbre patria de optar por el tiro en la sien con tal de acabar con el tábano plebeyo, no se me ocurre mejor terapia que coger el primer avión (antes de que otra erupción sulfúrea, esta vez en Islandia, haga cerrar los aeropuertos), plantarse en un Dublín glamuroso (Obama, Isabel II) y montar en Pearse Station en el primer tren hacia Sandycove. Una vez allí, hay que dirigirse pausadamente, costa abajo, hacia la Torre Martello, donde el Museo James Joyce, y escuchar el verbo calmo y balsámico de Robert Nicholson, el director del mismo, dando toda suerte de explicaciones sobre la breve estancia de Joyce en esa misma torre, con Gogarty como anfitrión, que luego serviría de pórtico para su celebérrima novela, Ulises, mientras unos metros más abajo el mar rompe con estruendo contra las rocas. No todo está perdido: siempre nos quedará Sandycove.

viernes, mayo 20, 2011

In Dublin, fair city...

No sé si es simple coincidencia o algo sintómatico, pero es el caso que la mayoría de las lumbreras literarias irlandesas salieron echando pestes de aquellos pagos: Joyce, Wilde, Beckett. A este último, un mendigo le clavó la hoja de una navaja a solo dos centímetros del corazón. Cuando el dramaturgo del absurdo fue a visitarlo a la cárcel y le preguntó que por qué lo había hecho, el mendigo se limitó a contestar: no lo sé. Por si acaso, someteré a una estrecha vigilancia durante estos días a los indigentes dublineses, especialmente a quienes lleven una navaja en una mano y un ejemplar de Esperando a Godot en la otra. Aunque, si algo ocurriera, se confirmaría que la vida es un baile sin sentido entre dos silencios.

jueves, mayo 19, 2011

First we take Manhattan, then we'll take DUBLIN

The lass of Aughrim

Esta es la formidable escena del relato Los muertos de James Joyce donde la mujer de Gabriel, ante la mirada expectante de este, escucha la canción que le recuerda a un amor perdido de la juventud, en la versión que hizo John Houston, con su hija Angelica como protagonista.

miércoles, mayo 18, 2011

Exégesis libérrima

Nos hallamos ante una pareja en la que se observa una clara disparidad de intereses e inquietudes. Mientras que la mujer, mucho más superficial y prosaica, concentra su atención en alguna fruslería, en cualquier irrelevancia que haga juego con las cortinas del salón, el hombre, con el gesto grave de un sumilier, a tono con la importancia del cuadro observado, lleva a cabo un análisis sistemático del mismo. Valora, en primer lugar, el escorzo axial con el que la figura femenina genera un espacio simétrico (recordemos que Vitruvio situaba la simetría como un ingrediente esencial de la belleza) conseguido no solo a través de la sintaxis geométrica, sino también mediante el atinado contraste cromático, en una armoniosa gradación de grises. Tampoco se le escapa el acierto genial del anónimo pintor al situar en el centro de la escena, en el punto exacto donde convergen las bisectrices, el alabeado trasero de la modelo, realzando de este modo tan sutil la indudable hegemonía glútea. Lástima que la mujer, parlanchina y banal, muestre con su indecorosa actitud un olímpico desdén hacia un cuadro tan singular. Ya se sabe que el arte, como dejó dicho don Ortega y Gasset, siempre ha sido un asunto de minorías con bigote y sombrero de fieltro.

martes, mayo 17, 2011

Filosofía (prosaica) de lo cotidiano

Solo quienes viven en la oscuridad están libres de sombras.

lunes, mayo 16, 2011

Midnight In Paris

En el supuesto de que alguna vez se haya ido, digamos que Woody, el mejor Woody, ha vuelto. Un excepcional Owen Wilson en el papel de alter ego del habitual deliciosamente perdido, neurasténico e indeciso que solía protagonizar el propio Allen, con algunos secundarios soberbios, como Kathy Bates o Corey Stoll, con las características notas de jazz salpimentado la trama, una fotografía diamantina y el humor zumbón, con ribetes culturalistas, al que nos tiene acostumbrado el director neoyorquino, conforman una película entrañable y sumamente divertida. Y eso que, todo hay que decirlo, los ingredientes del menú no hacían presagiar nada bueno: viajes en el tiempo, la mismísima Carla Bruni haciendo las veces de guía turística, un París de postal, Hemingway, Belmonte, Dalí, Picasso, Scott Fitzgerald y hasta una impagable Gertrude Stein en apariciones fantasmales..., como para echarse a temblar. Y precisamente ahí es donde surge la mano diestra del sabio, dándole un toque guiñolesco, combinando el distanciamiento brechtiano y la farsa valleinclanesca, atrapando al espectador e introduciéndolo en un túnel donde el tiempo actúa como el espacio, con el don de lo reversible, invitándolo a un viaje de ida y vuelta, a un lado y otro del espejo, al son de las campanadas de medianoche. Ya sé que Woody Allen, como todo genio que se precie, cuenta con detractores irredentos, pero bueno sería que por una vez le concediesen el beneficio de la duda y descubran que la clave de la felicidad radica en encontrar un alma gemela a quien le guste pasear bajo la lluvia de París, que bien vale un catarro.

sábado, mayo 14, 2011

Historia de una foto

viernes, mayo 13, 2011

Freya Stark

Por arcanos técnicos que se me escapan, una entrada que publiqué ayer sobre la escritora y viajera Freya Stark, a quien se ha comparado con Lawrence de Arabia, se ha volatizado por arte de magia. En fin, lo que uno contaba era que esta mujer, impenitente viajera, se adentró en países de Oriente Medio en las décadas centrales del pasado siglo, sufrió severas enfermedades, hizo jornadas de veinte horas a lomos de un camello, sedujo a un guardián para poder escapar de un encierro, sufrió el asedio a la embajada de Bagdad en la Segunda Guerra Mundial, conoció la vida de los harenes, escribió libros como Un invierno en Arabia y El valle de los asesinos, y aun habiendo rebasado los setenta continuó desplazándose a países como Afganistán, un auténtico polvorín. De entre todos los escritores, mis predilectos son aquellos en cuyas páginas se puede rastrear una vida venturosa y aventurera, la apuesta al todo o nada, el rojo impar. Hablo de seres especiales como Stevenson, Orwell, Melville, Conrad o la propia Freda Stark. Y por cierto, el origen del término asesino procede de hashish, sustancia con la que se ponía hasta el culo una secta islámica medieval mientras cometía crímenes atroces.

miércoles, mayo 11, 2011

Del guion de la vida

Siempre me ha sorprendido que haya gente que se aburra. Se habla mucho de la mano oculta que maneja la economía (lo citan sectores que solo han leído a un Adam Smith, no al colega de Hume con un interesante componente social), pero habría que empezar a considerar también otra mano oculta que escribe nuestros guiones. La vida no deja de sorprender nunca. Caminos que parecían trillados e infinitos acaban de pronto en un abismo y suerte tienes si no acabas cayendo en el vacío y, por el contrario, en campos yermos y agostados, donde parece irrisorio pensar en el hallazgo de un triste jaramago, crece de improviso una copiosa cosecha, para pasmo del propio interesado y allegados. Amistades que parecían gozar de una salud formidable, perecen por mor de un simple catarro, y personas con las que a duras penas te reprimías para no retarlas a duelo, de pronto abren los postigos de sus biografías y te invitan a entrar en ellas. Felizmente, a diferencia de los actores consagrados, no nos sabemos el guion, o sabiéndolo tenemos graves lapsus que, sobre la marcha, nos obligan a improvisar. No todo está perdido mientras siga habiendo un margen para la sorpresa, el caos y el azar, tan austerianos.

martes, mayo 10, 2011

Del déficit moral

Este es un sujeto más preocupado por la morfología de las pretinas que por la sonoridad de sus regüeldos. Eso sí, mantiene al soltarlos una lógica impecable porque, vamos a ver, ¿no lleva acaso razón cuando afirma que el abuelo de Zapatero no le dio afecto ni cariño, a diferencia de los abuelos del propio Camps? Es cierto que el pobre abuelo llevaba muerto 24 años cuando nació el actual presidente del gobierno, porque había sido fusilado, pero ¿a quién le preocupan realmente estos nimios detalles? El quid de la cuestión reside en la ausencia o no de cariño, y se infiere, sin margen de error que, dar cariño, lo que se dice cariño, no es algo que esté entre las competencias de un cadáver con un tiro en la nuca. Este tipo, Camps, ha vuelto a demostrar que es un visionario, un iluminado, un estadista. No me extraña que los valencianos entren en éxtasis con él y vuelvan a beneficiarle con otra mayoría absoluta, más absoluta si cabe. Qué gran tándem electoral formaría con el templado y prudente Mourinho, dios mío.

lunes, mayo 09, 2011

The Company Men

The company men es una muestra más de la tradición liberal hollywoodiense, en la que un elenco de alto standing, una factura técnica correcta y un guion con las suficientes dosis de drama, ironía, crítica social y didactismo, logran el propósito que animaba hace 25 siglos a los Sófocles, Eurípides y compañía: lograr la empatía del público, hacer que el espectador viese representado su propio drama sobre el escenario y conseguir así una catarsis liberadora. Desde luego, ni un solo pero a los formidables Affleck, Tommy Lee Jones y demás actores del reparto, pero sí acaso a un planteamiento más que maniqueo, simplista. Ya se sabe a estas alturas lo hijoputas que son quienes se mueven en el terreno de las altas finanzas o los ejecutivos de multinacionales, y cómo cosifican a sus empleados, también cómo se las gasta un sistema en el que el mismo tipo que decide mandar a la intemperie a 5000 empleados de una tacada, no duda en subirse su ya de por sí astronómico sueldo, pero la película desprende un tono moralizador que, en mi opinión, lastra el resultado final y hace que uno añore el brutal sarcasmo de Inside job o la mano de Wilder en el guion. Lástima, eso sí, que nuestros conspicuos neoliberales no sean aficionados a este tipo de películas, en el supuesto de que el cine aún les interese algo.

domingo, mayo 08, 2011

El último hoyo


Visto a contraluz, de perfil, desvanecidos ya los oropeles y silenciadas las fanfarrias, bajo un cielo con una densidad mercurial, palo en ristre, Ballesteros comprende que acaba de jugar su último hoyo. El juego ha terminado.