De erupciones sulfúreas y Robert Nicholson
Mientras de las españas llegan nuevas descorazonadoras, la derecha cerril erupcionando con el vigor de un regüeldo pancista, un vómito de azufre dejando perdida la memoria y la dignidad, merced a la costumbre patria de optar por el tiro en la sien con tal de acabar con el tábano plebeyo, no se me ocurre mejor terapia que coger el primer avión (antes de que otra erupción sulfúrea, esta vez en Islandia, haga cerrar los aeropuertos), plantarse en un Dublín glamuroso (Obama, Isabel II) y montar en Pearse Station en el primer tren hacia Sandycove. Una vez allí, hay que dirigirse pausadamente, costa abajo, hacia la Torre Martello, donde el Museo James Joyce, y escuchar el verbo calmo y balsámico de Robert Nicholson, el director del mismo, dando toda suerte de explicaciones sobre la breve estancia de Joyce en esa misma torre, con Gogarty como anfitrión, que luego serviría de pórtico para su celebérrima novela, Ulises, mientras unos metros más abajo el mar rompe con estruendo contra las rocas. No todo está perdido: siempre nos quedará Sandycove.
4 Comments:
Pues entonces habrá que ir...
Principessa
Sandycove? Oh!!! I think it's a lovelu place and it's very near from my city. Two coffees?. Mara
La furiosa reacción del volcán frente a los resultados electorales sólo se aplaca con algún que otro sacrificio como arrojar a sus fauces a alguna virgen o santa o casta, o...???
En fin, que como no arrojemos a doña Espe al volcán te veo regresando a los madriles antes de tiempo.
Al final hubiera sido preferible la navaja.
Sí, Mares, la navaja habría sido menos dolorosa que ver a Cascos, Aguirre y Camps levitando. Juan
Publicar un comentario
<< Home