Blog de Juan Fernández

De todo un poco, como en botica. Apuntes medioseculares, donde, por hablar, se habla hasta del gobierno. Este blog cuenta con la bendición de los siguientes santos: San Woody, San Humphrey, San Frank McCourt, Santa Almudena, Grande de España, patrona de los canadienses, y Santa Dorothy Parker. Borrachos y borrachas de sombra negra, abstenerse.

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jueves, diciembre 23, 2010

La carta en El País (y feliz navidad)

Ingeniería financiera

JUAN FERNÁNDEZ SÁNCHEZ - Madrid - 23/12/2010
 
Una vez leídas con gran detenimiento las recomendaciones de la OCDE -sintomáticamente coincidentes con la de los abstrusos e inefables mercados o con el ex presidente de la CEOE Díaz Ferrán-, he tenido una fulminante revelación: las recetas económicas consisten en apretar aún más las tuercas a los que, aun teniendo menos, carecen de poder mediático, económico, ideológico o militar, al tiempo que se muestra un decoroso y respetuoso silencio sobre las primas de los banqueros, las jubilaciones de los directivos o las muchas prebendas de los políticos.
Tanto estudio, tanta mecánica cuántica, tanta contabilidad arabesca para acabar en una conclusión tan mostrenca: aumentar la edad de la jubilación sine die, rebajar las pensiones de trabajadores y las de viudedad, facilitar las condiciones de despido y dificultar la labor sindical. Así las cosas, no me extraña que ni el mismísimo Rey se atreva a abandonar el cargo.

domingo, diciembre 19, 2010

El último viaje

Una de las ventajas de morir es que, al menos, no tienes que ponerte el cinturón de seguridad en tu último viaje. Como se demuestra en la secuencia de Scoop, Caronte es bastante permisivo en este asunto.

miércoles, diciembre 15, 2010

Sobre WikiLeaks

Tábanos

Si le atribuimos al Poder una morfología masculina (basta echar un vistazo a las cumbres de jefes de estado y presidentes de gobierno para comprobar hasta qué punto la tiene), lo que ha hecho Julian Assange, a través de los controvertidos Wikileaks, ha sido tocarle los huevos y eso, claro, no ha resultado del gusto de los prohombres, jerifaltes y dignatarios que nos gobiernan, por lo que se han aprestado a enviar de inmediato a sus mesnadas judiciales y mediáticas para contraatacar sin grandes miramientos y sin reparar en gastos. Por lo pronto, han enchironado al intrépido Julien aprovechando que se acostó con dos señoras suecas, bajo la excusa inicial de una supuesta violación y, más tarde, bajo el peregrino argumento de que no usó preservativo: si hubiese que enchironar a todos los señores que no utilizan condón en sus citas amorosas, no habría espacio material en este menguante planeta para acogerlos.
Ahora que se habla sin cesar de la crisis pertinaz de la izquierda, cuando ex líderes de la importancia de González, Clinton o Blair se reúnen para ofrecer alternativas (la primera alternativa sería pedirles que se callen, que ya han demostrado fehacientemente en qué consiste su hipotético izquierdismo), Assange nos enseña el camino: al Poder hay que atacarle sorpresivamente, valiéndose de los medios tecnológicos más avanzados, practicando una guerra de guerrillas informática, quitándoles las máscaras y exhibiendo su impudicia, desmontando su juego sucio (la actuación del ministro de justicia y del fiscal, en el asesinato de Couso, es un monumento al tartufismo). Eso sí, hay que ser conscientes de que, como los cocodrilos cuando se ven amenazados, su coletazo puede ser letal (recomiendo como muestra de ello la película Caza a la espía, ambientada en la invasión de Irak y las pruebas falsas prefabricadas para justificar la invasión), por lo que conviene ponerse a buen recaudo para evitar males mayores. Para ser consecuente con este principio, una vez expresada mi solidaridad con Assange, me apresuro a aclarar que yo no me he acostado con ninguna sueca. Por si acaso.

juanfsan@gmail.com

domingo, diciembre 12, 2010

El tiempo perdido

Ni máquinas de H. G. Wells ni puñetas. El silbo del afilador, una mañana de domingo, te transporta en un santiamén al territorio infantil, cuando después de la misa obligatoria te esperaba una visita al almacén del Manco, a comprar unas garrotas de dulce, un regaliz, una bolsa de pipas y un puñado de tostaos.

miércoles, diciembre 01, 2010

FRankestein, de Mary Shelley

En una introducción de la propia Mary Shelley a su novela Frankestein detalla como incubó aquella historia. Todo empezó por una apuesta para combatir el tedio de los días lluviosos en la mansión en la que convivían con lord Byron, a orillas del lago de Ginebra. Fue Byron quien, tras la lectura de unos cuentos de terror alemanes, traducidos al francés, propuso escribir una historia de este género, pero ni Percy S. Shelley, ni el polivalente Polidori, ni él mismo, todos ellos más inclinados al verso que a la prosa, fueron capaces de lograr éxito alguno en su empresa (el intento de Polidori fue especialmente patético, con una señora que en vez de cabeza tenía una calavera, como castigo por su afición al fisgoneo), pero Mary, tras varios días estériles, tuvo una visión: Vi, con los ojos cerrados, pero con aguda visión mental, al pálido estudiante de artes impías, de rodillas junto al ser que había ensamblado. Vi al horrendo fantasma de un hombre tendido; y luego, por obra de algún ingenio poderoso, manifestar signos de vida y agitarse con movimiento torpe y semivital. Quería hacer una historia que provocase un miedo infinito: creo que, francamente, lo logró con creces.