Sobre WikiLeaks
Tábanos
Si le atribuimos al Poder una morfología masculina (basta echar un vistazo a las cumbres de jefes de estado y presidentes de gobierno para comprobar hasta qué punto la tiene), lo que ha hecho Julian Assange, a través de los controvertidos Wikileaks, ha sido tocarle los huevos y eso, claro, no ha resultado del gusto de los prohombres, jerifaltes y dignatarios que nos gobiernan, por lo que se han aprestado a enviar de inmediato a sus mesnadas judiciales y mediáticas para contraatacar sin grandes miramientos y sin reparar en gastos. Por lo pronto, han enchironado al intrépido Julien aprovechando que se acostó con dos señoras suecas, bajo la excusa inicial de una supuesta violación y, más tarde, bajo el peregrino argumento de que no usó preservativo: si hubiese que enchironar a todos los señores que no utilizan condón en sus citas amorosas, no habría espacio material en este menguante planeta para acogerlos.
Ahora que se habla sin cesar de la crisis pertinaz de la izquierda, cuando ex líderes de la importancia de González, Clinton o Blair se reúnen para ofrecer alternativas (la primera alternativa sería pedirles que se callen, que ya han demostrado fehacientemente en qué consiste su hipotético izquierdismo), Assange nos enseña el camino: al Poder hay que atacarle sorpresivamente, valiéndose de los medios tecnológicos más avanzados, practicando una guerra de guerrillas informática, quitándoles las máscaras y exhibiendo su impudicia, desmontando su juego sucio (la actuación del ministro de justicia y del fiscal, en el asesinato de Couso, es un monumento al tartufismo). Eso sí, hay que ser conscientes de que, como los cocodrilos cuando se ven amenazados, su coletazo puede ser letal (recomiendo como muestra de ello la película Caza a la espía, ambientada en la invasión de Irak y las pruebas falsas prefabricadas para justificar la invasión), por lo que conviene ponerse a buen recaudo para evitar males mayores. Para ser consecuente con este principio, una vez expresada mi solidaridad con Assange, me apresuro a aclarar que yo no me he acostado con ninguna sueca. Por si acaso.
juanfsan@gmail.com
2 Comments:
Muy bueno tu post, sobre todo el remate final. Mejor así, déjales via libre que nunca se sabe: las suecas son suecas, su nombre ya lo dice todo.
Acabo de inaugurar un nuevo blog: "El teler del record", todavía no he colgado nada, hay días que por muchas horas que tengan, no dejan pocas opciones, para hacer lo que realmente nos apetece.
Ha sido todo un placer leerte de nuevo, yo todavía no sé cómo empezar.
Un saludo, Iris. Y gracias.
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