Salamanca

Excursión de varios compañeros a la patria chica de Ana Prieta y Gabriel, Salamanca. Primer aperitivo en la Plaza Mayor, en la cafetería que popularizó Torrente Ballester, paseo por la ciudad y comida en El Bardo. Durante la misma, las habituales polémicas con preguntas sin respuesta, el compromiso del artista y demás zarandajas. Café en el casino, en el antiguo molino y visita al huerto de Melibea y la cueva de Salamanca. Ciudad hermosa, sin duda (aunque sin llegar a la altura de San Sebastián, claro). Lo mejor del viaje es la cara de satisfacción de Ana y Gabriel. ¿Quién dijo que nadie es profeta en su tierra?

Sex o no sex

Échenle la culpa a la irrupción de la primavera o al dios Cupido, que parece un dios de contrato temporal, pero es el caso que en estos días no es extraño que compañeras como Smiling Flower and Blonde Sea, con quienes antaño sólo era posible mantener tediosas conversaciones sobre estafas, seguros y alumnos rebeldes sin causa, experimenten una súbita transformación y se enzarcen en serias disputas sobre zonas erógenas e intensidades orgásmicas. Por si este fenómeno no fuese suficiente, el hombre G se nos vuelve poeta y nos habla de los reflejos dorados en el pelo y la luminosidad de una sonrisa. Y yo con estos pelos.

Juanjo

Para los que nos dedicamos a la actividad docente, el tiempo no se mide por años naturales, sino por cursos. Nuestros años empiezan en septiembre y acaban en junio (julio y agosto están en un paréntesis, en tierra de nadie). No caeré en la tentación de hacer balance. Ha habido de todo, como en botica. El curso empezó con muchas caras nuevas, a las que luego les fuimos poniendo nombres: Luis, Laura, Yolanda... Y acaba con múltiples adioses. Entre ellos, el de Juanjo. Tras muchos años en el instituto, Juanjo se nos jubila. Debo confesar que siento envidia, no sé si sana o insana, de él. Uno de esos tipos tocados con el don de la sensatez y la bonhomía, prudente y juicioso, de risa franca y mirada limpia. En su honor, levanto mi copa de vino (clarete, como a él le gusta). A hombres como tú no es necesario desearles suerte. Ya la lleváis encima. Un abrazo, amigo.

Igor

En medio de la barahúnda política del país, cuesta trabajo reparar en tipos que con calma y buen hacer, se dedican a adecentar el país. Tipos como Igor, de profesión librero y animador cultural, convocante inagotable de tertulias, presentaciones literarias, conciertos y cualquier otro acto que sirva para sacar a flote lo mejor del ser humano. Le tengo dicho que la supervivencia de su librería, Muga, en una ciudad tan poco leída como la nuestra, me parece un milagro. Y él, con su bonhomía habitual a cuestas, sonríe.

Cerezas

Cada cual tiene sus propios alicientes para vivir. Uno de los míos son las cerezas. Viene esto a cuento porque ayer compré las primeras de la temporada en el mercadillo de Torrelaguna. Las cerezas, además, han dado mucho juego literario. Montserrat Roig publicó en su momento una novela con el título El temps de les cireres (El tiempo de las cerezas) y Víctor Manuel tiene un disco con un título similar. Reconozco que su color rubí, su piel tersa, su superficie espejeante y su sabor levemente ácido, son un placer para los sentidos. Lástima que, como todo lo hermoso, sea tan fugaz.

Willy Ronis

Felizmente, no se trata de una de esas exposiciones de gran impacto mediático donde hay que esperar horas para poder entrar. En la Fundación de La Caixa, de la calle Serrano, uno entra sin demora alguna para sumergirse en la mirada cálida y perspicaz de este fotógrafo francés. Llama la atención su querencia por el detalle, su gusto por lo cotidiano. Un niño transportando una baguette, un anciano en trance jugando a la petanca, el abrazo de un prisionero, una mujer faenando en una barca, un desnudo, el fulgor de una cerilla, cualquier excusa es buena para reflejar, sublimándola, la vida.

Lección

A se siente dolido porque cree que B no le ha prestado el apoyo necesario. Piensa que B es un egoísta incapaz de mirar más allá de su propio ombligo. B nota que A está distante y se siente excluido de sus proyectos, por lo que intensifica su aislamiento. A y B han necesitado todo un año para descubrir la siguiente obviedad: hay que hablar antes de que el efecto mariposa acabe provocando un tsunami.

Pont Sec

Me da pánico volver a los sitios donde alguna vez fui feliz. Con frecuencia, el paso del tiempo ha provocado estragos arrasando lugares queridos. Acabo de comprobarlo en Denia, donde un acogedor restaurante ubicado en una casa de campo, ha desaparecido para convertirse en unos apartamentos que, eso sí, conservan el nombre: Pont Sec. Echaré de menos la figura de su orondo dueño, su humor comercial, ese andar bamboleante y, sobre todo, su sonrisa. También el arroz a banda, claro, y todas las tertulias que tuvieron lugar en la sobremesa.