Cerezas
Cada cual tiene sus propios alicientes para vivir. Uno de los míos son las cerezas. Viene esto a cuento porque ayer compré las primeras de la temporada en el mercadillo de Torrelaguna. Las cerezas, además, han dado mucho juego literario. Montserrat Roig publicó en su momento una novela con el título El temps de les cireres (El tiempo de las cerezas) y Víctor Manuel tiene un disco con un título similar. Reconozco que su color rubí, su piel tersa, su superficie espejeante y su sabor levemente ácido, son un placer para los sentidos. Lástima que, como todo lo hermoso, sea tan fugaz.
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