Willy Ronis
Felizmente, no se trata de una de esas exposiciones de gran impacto mediático donde hay que esperar horas para poder entrar. En la Fundación de La Caixa, de la calle Serrano, uno entra sin demora alguna para sumergirse en la mirada cálida y perspicaz de este fotógrafo francés. Llama la atención su querencia por el detalle, su gusto por lo cotidiano. Un niño transportando una baguette, un anciano en trance jugando a la petanca, el abrazo de un prisionero, una mujer faenando en una barca, un desnudo, el fulgor de una cerilla, cualquier excusa es buena para reflejar, sublimándola, la vida.
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