Juanjo
Para los que nos dedicamos a la actividad docente, el tiempo no se mide por años naturales, sino por cursos. Nuestros años empiezan en septiembre y acaban en junio (julio y agosto están en un paréntesis, en tierra de nadie). No caeré en la tentación de hacer balance. Ha habido de todo, como en botica. El curso empezó con muchas caras nuevas, a las que luego les fuimos poniendo nombres: Luis, Laura, Yolanda... Y acaba con múltiples adioses. Entre ellos, el de Juanjo. Tras muchos años en el instituto, Juanjo se nos jubila. Debo confesar que siento envidia, no sé si sana o insana, de él. Uno de esos tipos tocados con el don de la sensatez y la bonhomía, prudente y juicioso, de risa franca y mirada limpia. En su honor, levanto mi copa de vino (clarete, como a él le gusta). A hombres como tú no es necesario desearles suerte. Ya la lleváis encima. Un abrazo, amigo.
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