Blog de Juan Fernández

De todo un poco, como en botica. Apuntes medioseculares, donde, por hablar, se habla hasta del gobierno. Este blog cuenta con la bendición de los siguientes santos: San Woody, San Humphrey, San Frank McCourt, Santa Almudena, Grande de España, patrona de los canadienses, y Santa Dorothy Parker. Borrachos y borrachas de sombra negra, abstenerse.

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lunes, agosto 30, 2021

Identidad


También yo, como Montaigne, me pregunto por los límites del conocimiento. En mi caso, por los límites del conocimiento sobre uno mismo, es decir, sobre mi identidad. Me descubro ahora, tras el cruel zarpazo, lleno de interrogantes, haciéndome una enmienda a la totalidad. ¿Cómo se forja nuestro propio juicio? ¿A qué cúmulo de mentiras e imposturas hemos de recurrir para soportar nuestra imagen reflejada en el espejo? ¿Quién es en realidad ese tipo que te observa cada mañana mientras te afeitas? ¿Dónde está el límite entre la cobardía y la prudencia, entre el miedo y la sensatez? La verdad es que cada vez me inquieta más la posibilidad de haber sido otro distinto a quien presumía, de haber habitado un cuerpo extraño. ¿Cuánta distancia entre el ser y el querer ser podemos tolerar? El tema de la identidad es precisamente el que me ha inclinado a elegir el Goya crepuscular bordelés. ¿Cómo se vería a sí mismo aquel viejecito sordo lleno de achaques? Todo es un enigma.

domingo, agosto 22, 2021

Goya

 

Lleva razón Magris cuando dice que hay que procurarse entretenimientos para no estar centrados en el agujero negro que nos abduce. Poco antes del fatal diagnóstico, ya había empezado a documentarme para la siguiente novela, sobre el Goya crepuscular. Lo mejor de la escritura de una novela es el proceso previo a la misma escritura. En los meses que llevo haciendo acopio de información estoy conociendo personas y lugares insospechados. He conocido y hecho amistad con José Luis, presidente de una Sociedad de Milicianos Nacionales que cuida las formas como un noble de siglos atrás y hace gala de una erudición pasmosa; a María, una amable profesora de la universidad de Burdeos experta en Goya, cuyo último libro, Le dérnier Goya, estoy leyendo con sumo interés. He visitado lugares magnéticos, como el Palace, donde nunca había estado, o la biblioteca del Museo del Prado, en pleno Casón del Buen Retiro, con los cordiales Jesús y Celia al frente, o el recoleto cementerio de la Florida. Y tengo por delante una serie de viajes, a Fuendetodos, a Zaragoza y a Burdeos, por ejemplo. Lo de menos es si todo este afán tendrá su recompensa en forma de libro editado, pero este quehacer me aligera, hace que olvide a ratos el peso de la ausencia y la dimensión de la catástrofe.



sábado, agosto 14, 2021

Dudas

 

Marisa Madieri fue una poeta italiana, fallecida a los 58 años. El escritor Claudio Magris, autor entre otras de la obra Danubio, era su marido. Poco antes de morir, Madieri, con ese afán por decir lo esencial antes de la desaparición definitiva, le dijo a Magris: Hemos tenido nuestro verano. Toda pareja tiene sus veranos y sus inviernos. Me refiero a las parejas vivas, en las que ambos tratan de conservar su identidad. Los recuerdos de las dos estaciones te asaltan cuando la ausencia. Magris confiesa que no ha superado el dolor. Para tratar de catalizarlo, ha escrito un monólogo en el que huye de la hagiografía, de la propia y de la muerta. Al final todo se reduce al imperio de las emociones. Los hechos son maleables, la memoria un lienzo sobre el que pintamos no diré que a nuestro antojo, pero sí tratando de salvar el pellejo. Cada vez me asaltan mis dudas sobre mi propia identidad. Cada vez sé menos quién soy en realidad. Las argumentaciones con las que intentaba justificarme ante mí mismo se van difuminando. Me pregunto si lo único que he hecho a lo largo de mi vida, como Camus, no ha sido huir de una infancia tan pobre y tan fea.

sábado, agosto 07, 2021

Pleonasmo

 

Ahí están, cogidos de la mano, con su calzado deportivo, él aderezado con una gorra y ella con una mochila, quién sabe cuántas tormentas y huracanes después, paseando juntos, camino de vaya usted a saber dónde, o quizá paseando por el mero placer de sentirse vivos, en una mañana casi primaveral. La felicidad es eso, poder sentir hasta el último viaje la tibieza de una mano amiga, la complicidad de unos ojos donde reconocerte, saber que eres tú porque tienes un espejo donde reflejarte. Hace unos días, una vecina ruda y locuaz me dijo que yo nunca más volvería a ser feliz. Me pareció de una sinceridad tan obvia como innecesaria. Un pleonasmo.