Pleonasmo
Ahí están, cogidos de la mano, con su calzado deportivo, él aderezado con una gorra y ella con una mochila, quién sabe cuántas tormentas y huracanes después, paseando juntos, camino de vaya usted a saber dónde, o quizá paseando por el mero placer de sentirse vivos, en una mañana casi primaveral. La felicidad es eso, poder sentir hasta el último viaje la tibieza de una mano amiga, la complicidad de unos ojos donde reconocerte, saber que eres tú porque tienes un espejo donde reflejarte. Hace unos días, una vecina ruda y locuaz me dijo que yo nunca más volvería a ser feliz. Me pareció de una sinceridad tan obvia como innecesaria. Un pleonasmo.
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