Blog de Juan Fernández
De todo un poco, como en botica. Apuntes medioseculares, donde, por hablar, se habla hasta del gobierno. Este blog cuenta con la bendición de los siguientes santos: San Woody, San Humphrey, San Frank McCourt, Santa Almudena, Grande de España, patrona de los canadienses, y Santa Dorothy Parker. Borrachos y borrachas de sombra negra, abstenerse.
martes, octubre 31, 2006
No sé cuántos años hace que comencé a escribir la novela cuyo primer borrador acabo de concluir. Durante muchos meses, durmió el sueño de los justos. Luego, a un ritmo de veinte páginas mensuales, conseguí finalizar, ya digo, el primer borrador. Si todo un genio como Paul Auster confiesa que no sabe por qué escribe, imaginaos lo que yo puedo contestar. Acaso el más lúcido fuese García Márquez: escribo para que me quieran. No es una mala razón. Bien, en dos meses espero que "El canadiense" esté listo para el combate.
lunes, octubre 30, 2006
Lourdes
Al igual que los sistemas planetarios, cada familia tiene su particular estrella. La de mi familia, sin desmerecer al resto, se llama Lourdes. En estos momentos, Lourdes debe de estar aterrizando en algún aeropuerto londinense, con su contrato de investigadora para tres años en la Universidad de Norwich bajo el brazo. Cuando un día de estos abra el blog, se encontrará con este pequeño homenaje. Tú vales mucho, nena.
viernes, octubre 27, 2006
De lo insólito
Ha vuelto a ocurrir. He entrado en la librería Muga e Igor ha vuelto a regalarme un libro, Estambul, de Orhan Pamuk. Acostumbrado como estoy a que sólo me regalen el perejil, y no siempre, no puedo evitar que gestos así me emocionen. La verdad es que ha sido una tarde insólita, porque además me ha dado tiempo para hablar de literatura mientras hacía cola en la frutería y de fútbol con los carniceros. Por si fuera poco, mañana mi buen amigo Gabriel celebra su particular aniversario. Que siga la racha y gracias a Igor, que, por cierto, se nos va de la ciudad hacia los mares del sur. Buen otoño y buena suerte, amigo.
martes, octubre 24, 2006
Paul Auster
La prueba irrefutable de que el mundo está mal repartido es que hay tipos como Paul Auster, que parecen haberse quedado con la mayor parte del botín. Hombre de considerable altura, con su voz profunda de locutor de radio y unos ojos que producen vértigo en cuantas se asoman a ellos, para colmo escribe como los ángeles, en el supuesto improbable de que los ángeles existan. El discurso que leyó en la entrega de premios de Oviedo es una canto a la sensatez. Magnífica su defensa de la literatura, pese a su supuesta inutilidad. Paul, déjanos un poco al resto del personal y luego tómate un bourbon a nuestra salud allá en tu Brooklyn grande.
El sentido del arte
Me he pasado la vida entablando conversación con personas que jamás conoceré
No sé por qué me dedico a esto. Si lo supiera, probablemente no tendría necesidad de hacerlo. Lo único que puedo decir, y de eso estoy completamente seguro, es que he sentido tal necesidad desde los primeros tiempos de mi adolescencia. Me refiero a escribir, y en especial a la escritura como medio para narrar historias, relatos imaginarios que nunca han sucedido en eso que denominamos mundo real. Esa necesidad de hacer, de crear, de inventar es sin duda un impulso humano fundamental. Pero ¿con qué objeto? ¿Qué sentido tiene el arte, y en particular el arte de narrar, en lo que llamamos mundo real? Ninguno que se me ocurra; al menos desde el punto de vista práctico. Un libro nunca ha alimentado el estómago de un niño hambriento. Un libro nunca ha evitado que una bomba caiga sobre civiles inocentes en el fragor de una guerra. Hay quien cree que una apreciación entusiasta del arte puede hacernos realmente mejores: más justos, más decentes, más sensibles, más comprensivos. Y quizá sea cierto; en algunos casos, raros y aislados. Pero no olvidemos que Hitler empezó siendo artista. Los tiranos y dictadores leen novelas. Los asesinos leen literatura en la cárcel. ¿Y quién puede decir que no disfrutan de los libros tanto como el que más?
En otras palabras, el arte es inútil, al menos comparado con, digamos, el trabajo de un fontanero, un médico o un maquinista. Pero ¿qué tiene de malo la inutilidad? Yo sostengo que el valor del arte reside en su misma inutilidad; la creación de una obra de arte es lo que nos distingue de las demás criaturas que pueblan este planeta, y lo que nos define, en lo esencial, como seres humanos. Hacer algo por puro placer, por la gracia de hacerlo. La narrativa, sin embargo, se halla en una esfera un tanto diferente de las demás artes. Su medio es el lenguaje, y el lenguaje es algo que compartimos con los demás. En cuanto aprendemos a hablar, empezamos a sentir avidez por los relatos. Los cuentos de hadas suelen ser crueles y violentos, describen decapitaciones, canibalismo, transformaciones grotescas y encantamientos maléficos. Cualquiera pensaría que esos elementos llenarían de espanto a un crío; pero lo que el niño experimenta a través de esos cuentos es precisamente un encuentro fortuito con sus propios miedos y angustias interiores, en un entorno en el que está perfectamente a salvo y protegido. Tal es la magia de los relatos: pueden transportarnos a las profundidades del infierno, pero en realidad son inofensivos.
Nos hacemos mayores, pero no cambiamos. Nos volvemos más refinados, pero en el fondo seguimos siendo como cuando éramos pequeños, criaturas que esperan ansiosamente que les cuenten otra historia, y la siguiente, y otra más. Durante años, en todos los países del mundo occidental, se han publicado numerosos artículos que lamentan el hecho de que se leen cada vez menos libros, de que hemos entrado en lo que algunos llaman la "era posliteraria". Puede que sea cierto, pero de todos modos no ha disminuido por eso la universal avidez por el relato. Al fin y al cabo, la novela no es el único venero de historias. El cine, la televisión y hasta los tebeos producen obras de ficción en cantidades industriales, y el público continúa tragándoselas con gran pasión. Ello se debe a la necesidad de historias que tiene el ser humano. Las necesita casi tanto como el comer, y sea cual sea la forma en que se presenten -en la página impresa o en la pantalla de televisión-, resultaría imposible imaginar la vida sin ellas.
De todos modos, en lo que respecta al futuro de la novela, me siento bastante optimista. Hablar de cantidad no sirve de nada; porque no hay más que un lector, sólo un lector en todas y cada una de las veces. Lo que explica el particular influjo de la novela, y por qué, en mi opinión, nunca desaparecerá como forma literaria. La novela es una colaboración a partes iguales entre el escritor y el lector, y constituye el único lugar del mundo donde dos extraños pueden encontrarse en condiciones de absoluta intimidad. Me he pasado la vida entablando conversación con gente que nunca he visto, con personas que jamás conoceré, y así espero seguir hasta el día en que exhale mi último aliento.
Nunca he querido trabajar en otra cosa.
domingo, octubre 22, 2006
Caballero
Basta darse una vuelta fuera de Madrid para darse cuenta de lo irrespirable que se ha vuelto aquí la atmósfera. Como muestra, un botón. He pasado el fin de semana en un pueblo cántabro, Liérganes, y era un verdadero placer salir a comprar el periódico, a tomar unas cervezas. Nada de gestos adustos, rostros crispados y ese aire de suficiencia que caracteriza al último mono de la capital. Sin ir más lejos, llevo ocho años haciendo la compra en el supermercado de la esquina, y a pesar de las largas conversaciones futboleras con el frutero y el carnicero, me siguen llamando "caballero". Con un par.
jueves, octubre 19, 2006
Enseñanza pública
Viendo las imágenes del ex presidente innombrable introduciendo un bolígrafo en el escote de una periodista me ratifico en mi idea de que los que hemos ido a una escuela pública somos infinitamente más educados que estos pepijos de la derecha, con sus colegios de misa diaria y su uniforme reglamentario. Definitivamente, este hombre debe hacérselo mirar con urgencia.
miércoles, octubre 18, 2006
Remedios gripales
Como prueba de la voluntad de servicio público que tiene este blog, recojo aquí los cinco consejos que da el Independent para prevenir la gripe: lavarse las manos cinco veces al día, hacer ejercicio, ser feliz, tomar una dieta equilibrada y mantener regularmente relaciones sexuales. Cuando caigas en las garras del virus gripal, entre estornudo y estornudo, tendrás que aceptar que algo no funciona como debiera en tu vida.
martes, octubre 17, 2006
domingo, octubre 15, 2006
Belleza
¿Alguien sería capaz de decirme tres vistas más hermosas que la de un haya en otoño? Yo, no. Desgraciadamente, los hayedos cercanos a Madrid se han convertido en museos botánicos, donde sólo te dejan pasear junto al río acompañado de un guía o en los que tienes que pedir cita con meses de antelación, como si de una operación en la Seguridad Social se tratase. Felizmente, aún nos queda el hayedo de la Pedrosa, donde hoy he entendido lo que Platón quería decirnos con su teoría de la belleza.
viernes, octubre 13, 2006
Orhan Pamuk
Reconforta ver cómo, entre tanto intelectual orgánico, tanto artista vendido al mejor postor, aún quedan escritores como Orhan Pamuk, reciente premio Nobel de Literatura, quien tuvo el coraje de nadar contracorriente y denunciar el genocidio armenio. Es muy interesante la entrevista que mantiene con Calvin Smith en www.nytimes.com/conversation. Y, por supuesto, me apresuraré a leer "Estambul", una de sus últimas obras.
jueves, octubre 12, 2006
Escocia
Cuando sea mayor, quiero ser escocés. En el proceso de documentación para mi novela, cualquier consulta efectuada a diferentes organismos escoceses ha sido contestada con premura y eficacia. Aquí en nuestro país, con alguna honrosa excepción como la Fundación de Ferrocarriles y la Pablo Iglesias, no puedo decir lo mismo. Thank you, Scotland.
martes, octubre 10, 2006
Optimismo
Alguien dijo que un buen político es aquel capaz de comerse un sapo cada mañana. Era un optimista. Para vivir, hay que tomarse no sólo el sapo, sino también los renacuajos y la charca entera. Me temo.
lunes, octubre 09, 2006
domingo, octubre 08, 2006
Frans Brüggen
Auditorio Nacional de Música. Concierto con música de Mozart. Un director de elevada estatura y de extrema delgadez, desafía al tiempo y, con la grandeza de los héroes, nos regala hora y media de música inconmensurable. Mientras regresa al centro del escenario para recibir la merecida ovación, nos impresiona su porte majestuoso al andar y la elegante naturalidad con que se gira hcia sus músicos para hacerles partícipes del aplauso. Molto vivace.
jueves, octubre 05, 2006
G.
Sostiene G. (no confundir con el punto G) que para abrir un blog hacer falta ser un fantasma. Probablemente.
miércoles, octubre 04, 2006
Impunidad
LO que más sorprende de todo este guirigay político es comprobar que algunos sujetos en este país gozan de una ilimitada impunidad a la hora de insultar, calumniar, desprestigiar... Luis Martín Santos, de vivir ahora, habría titulado su excelente novela "Tiempo de silencio" con este otro más elocuente: "Tiempo de miserables".