Cumpleallen
Hay quien tiene por filósofo de cabecera a Kierkegaard, a Nietzsche o al mismísimo Wittgenstein, pero he de confesar que el mío es Woody Allen. Limitarse a ver en sus películas como comedias más o menos ocurrentes, me parece tan injusto como despachar a Cervantes como el autor de un bestseller o ver la Biblia únicamente desde el prisma religioso. Tras el barniz sofisticado de humor en el que envuelve sus filmes, se halla un sesudo pensador sobre los dos temas cardinales de nuestra existencia, el eros y el tánatos. Nadie como él para mostrar la extrema complejidad de las relaciones humanas y del entramado social, con el azar y el caos gobernando sin rumbo definido nuestras zigzagueantes vidas. De Allen se ha destacado su faceta cómica, olvidando injustamente dramas con la consistencia filosófica de Hannah y sus hermanas o Interiores. Ya sé que Annie Hall y Manhattan pasan por ser sus obras maestras, pero cada uno tiene su preferida, y puestos a elegir, me quedo con Misterioso asesinato en Manhattan y La comedia sexual de una noche de verano. Un profesor universitario le auguró un fracaso total en su vida y le recomendó que se buscase un psiquiatra: le hizo caso en lo segundo, pero de paso decidió regalarnos un arsenal de carcajadas con sus guiones delirantes, una mezcla explosiva de candor, surrealismo y osadía, y sus interpretaciones herederas por vía genealógica del mejor Chaplin o Buster Keaton.
2 Comments:
Arribe a misses dites!!! Ja no cap res més tot el peix ja s'ha venut!!!
Difícil afegir quelcom més. És vosté tot un expert en filmowoodygrafia!!!
Por algo está en mi santoral: San Woody. Juan
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