Del statu quo
Y a propósito de Nadal y los gabachos: ¿cómo se explica que año tras año le obsequien al bueno del mallorquín con unas ruidosas pitadas y se pongan inequívocamente del lado del contrario, sea este el hierático Soderlin o el no menos hierático Federer? Tengo mi teoría al respecto: por su quebrantamiento del statu quo. Mientras que Federer viene de la ubérrima y feraz Suiza, tiene un porte imperial, habla idiomas, manifiesta un soberbio control de sus emociones (menos cuando arranca a llorar en plena ceremonia de entrega de trofeos) y es un europeo con pedigrí, Nadal proviene de un país advenedizo, periférico, que hasta hace bien poco enviaba mano de obra barata a las mismas calles de la ciudad donde se disputa el torneo. Cómo osa, se dicen en su fuero interno, este plebeyo irrumpir con tamaña insolencia en la corte imperial, cómo alguien de rostro atezado (coño, no ha puesto bruno) se atreve a romper la monotonía nívea, el brillo ebúrneo. No me gusta contar anécdotas personales en este blog, salvo para practicar la self-deprecation, pero haré una excepción. Cuando a mis once añitos fui el único del pueblo (nos presentamos quince) en obtener la preciada beca para Cheste (eso me salvó de la miseria cultural y de otra clase), el clan dictó sentencia: se lo han dado porque su familia no tiene tierras. Pero cuando, en otra convocatoria de ese mismo año obtuve una beca de menor cuantía que el resto para estudiar en un pueblo cercano, el argumento fue que había sacado menos nota. Delibes en sus novelas muestra una visión idílica de la vida en los pueblos, y se comprende, porque él los visitaba en plan señorito de ciudad, escritor y catedrático de Derecho, y no sabe hasta qué punto son obsequiosos y serviles en la España profunda. Ya podían ser un poco más serviles (y educados) estos jodidos gabachos con el legendario Nadal y aprender que el statu quo está para que le den por retambufa.
2 Comments:
Discrepo totalmente, Federer es Federer i Nadal a pesar de sus mericidos y exitosos logros se queda a años luz. Cada cual tiene a sus ídolos y en este mundillo en mi altar personal tengo a Federer.
Donde va a parar, Joana, no hay color, es la pasión versus la técnica. Decía Woody Allen que el sexo es sucio, pero solo si se hace bien. Pues el tenis igual. Bach es más perfecto que Mozart, sin duda, pero este llega a regiones que nadie más alcanza. Juan
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