De los mitos
Que los mitos clásicos gocen de tan buena salud solo puede obedecer a que logran alcanzar nuestras fibras más íntimas, haciendo que nos reconozcamos en sus espejos alabeados por el paso del tiempo. Quién no se ha sentido a menudo, o alguna vez, atrapado, como el minotauro en Creta, en un laberinto, sin la perspectiva cenital necesaria para hallar la puerta de salida. Y quién, cuando alguien, desde el exterior, ha pretendido guiarnos hacia la libertad, no ha sentido el pavor a perder lo único que realmente tenemos. Laberinto, dulce laberinto.
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El laberinto
Zeus no podría desatar las redes
de piedra que me cercan. He olvidado
los hombres que antes fui; sigo el odiado
camino de monótonas paredes
que es mi destino. Rectas galerías
que se curvan en círculos secretos
al cabo de los años. Parapetos
que ha agrietado la usura de los días.
En el pálido polvo he descifrado
rastros que temo. El aire me ha traído
en las cóncavas tardes un bramido
o el eco de un bramido desolado.
Sé que en la sombra hay Otro, cuya suerte
es fatigar las largas soledades
que tejen y destejen este Hades
y ansiar mi sangre y devorar mi muerte.
Nos buscamos los dos. Ojalá fuera
éste el último día de la espera.
De: Elogio de la sombra
JORGE LUIS BORGES
Final del laberinto
Cuando aquellos dedos sensibles
toquen frágiles músicas
y lentamente vacilen
cambiantes luces de cirios,
sal de la fiesta. Mira
cuánta noche, qué extrema
soledad se te lleva,
por la risa, al hombre
justificado y libre
que nace de tu silencio.
Primera pasada: todos los puntos al derecho.
Segunda pasada: todos los puntos al revés.
Tercera pasada y siguientes: repetir siempre la 1° y 2° pasadas...
Parece fácil.
Intuyo que eres un hombre práctico, así que te doy algunas ideas para que aproveches el hilo mientras encuentras la salida.
Bueno, también puedes seguir la flecha correspondiente EXIT -->
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