Legend of a suicide
Alexander Linklater, en su reseña en The Guardian sobre la obra de David Vann (el niño que aparece en la foto con sus padres y otro adulto), afirma que nada similar a este libro se ha publicado antes. Estoy de acuerdo. Salvo en La carretera, de Cormac McCarthy, nunca había caído en mis manos una historia tan devastadora, asfixiante e hipnótica. Cuando David Vann era un niño, rechazó una invitación de su padre para pasar con él una temporada en una cabaña en una isla inhabitada de Alaska; dos meses más tarde, el padre se suicidó. Este libro, compuesto por varias historias y una novela corta, Sukkwan Island, gira en torno a este episodio, que se convierte en el centro de gravedad que cohesiona y articula, desde diferentes perspectivas, todo el conjunto. Es indudable que nos hallamos ante un ejercicio catártico, provocado por la necesidad de exorcizar los demonios internos, de transferir al lector el lacerante sentimiento de culpa del propio autor, actualmente un profesor universitario en San Francisco. David Vann recrea la realidad especulando con diferentes variantes, como se modelan con la misma porción de arcilla figuras a veces contrapuestas o excluyentes entre sí. A la manera de un matemático consumado, se complace en cambiar algún signo para variar por completo el resultado de la incógnita, y lo hace con diferentes registros, desde el lapidario, espartano estilo de Hemingway a otro próximo al malditismo de Allan Poe, sin concesión alguna, sin ahorrar detalles, por íntimo y desazonador que resulte. He de confesar, ignoro si por mi condición de padre, que hubo pasajes en los que me vi obligado a tomarme un respiro, tal la intensidad emocional, la agresividad narrativa. Lamentablemente, la traducción al español no hace justicia al original, destruyendo por razones que ignoro el armazón que configuró David Vann. No se la pierdan.
2 Comments:
Gràcias, Juan, lo tengo en cuenta, aunque no sé si serà una buena opción la lectura. Me implico demasiado y todos estos temas tan inquietatnes, prefiero descartarlos.
Por cierto, el 2010 fue el año Valor en los colegios y le he dedicado un pequeño post a Enric Valor con un vídeo que seguramente te encantarà, pues puede que conozcas personalmenta al escritor que habla sobre él. Lo digo por referencias que tengo de tu blog.
Desde el teler, Joana
Uiiiiiiii creo que me he equivocado de Vicent, no és Manuel Vicent. Perdona!!!
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