Soneto a un poeta estomagante, en defensa de La sonrisa
Me cuentan, ¡oh, poeta bogavante!,
que viendo mi libro sobre la mesa,
con altivo mohín e intención aviesa
y haciendo caso omiso del talante
tu supino desdén al ver la letra impresa,
y comportándote cual rancia marquesa
soltaste un exabrupto degradante.
contigo, pese a tus ínfulas criollas,
tenido has proceder tan halitoso
nunca te dije, vate melindroso,
que siempre supe que eras gilipollas?
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home