Sí, a veces me pregunto por qué en medio del naufragio nos aferramos a un libro, o pensamos que la música puede calmar nuestra pena, o los trazos de un cuadro arropar nuestra indigencia. Tal vez sea que buscamos con el arte maquillar el feísmo de la vida, habitar otros mundos donde coticen al alza lo cabal y lo justo. Pensar que, con un poco de suerte, también nosotros podemos convertirnos en un personaje de ficción y ser admirados por lo que nunca fuimos y envidiados por lo que nunca tuvimos.