Un discípulo (aventajado) de Wittgenstein
Todos mis alumnos son iguales para mí, pero admito que los hay más iguales que otros. Entre ellos está el gran E, uno de esos tipos tocados con la varita del ingenio y la picaresca. Pregunto en clase qué recurso hay en el verso quieto y en marcha a la vez, y comoquiera que nadie contesta, les ayudo: pa-pa-pa-, para-para-para-, hasta que el inefable E se lanza sin pa-paracaídas: lo sé, profe, parálisis. Paralizado me he quedado, sin paradoja que valga.
1 Comments:
La parálisi del pensamiento proyectada en el lenguaje, una nueva perspectiva, sin duda a considerar, felicita a tu alumno de mi parte, pero dile que se estudie las figuaras retóricas, que poco le servirá en su examen tanto ingenio :)
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