Servicio de megafonía
En mis dorados años chestianos, los más envidiados del internado eran los que manejaban el servicio de megafonía. Ellos tenían carta blanca para programar lo que les apetecía, y gracias a ellos aun hoy, tantos años después, cuando suena el despertador creo que va a sonar la voz cavernaria de Jorge Cafrune. Con la realidad pasa algo similar: no importa que la realidad más elemental muestre la responsabilidad de los bancos en la crisis económica y la actitud servil de la clase política, que Garzón haya sido expulsado de la judicatura por un quítame allá ese trámite, que gran parte de la deuda pública se deba a la gestión de autonomías en manos del PP desde tiempos inmemoriales, que la Educación para la Ciudadanía en modo alguno alentaba las prácticas homosexuales (en estas son expertas otras instituciones sobre las que correremos un tupido velo) o que todo gobierno acaba reconociendo la dimensión política del problema vasco. Lo que importa es quién maneja, ya digo, la megafonía, y repite hasta la extenuación las consignas que el adocenado pueblo acabará haciendo suyas, como si hubiesen brotado por generación espontánea de su magín. La culpa, como siempre, es de los plebeyos: que apechuguen con las consecuencias con ingentes dosis de aceite de austeridad.
2 Comments:
¿No te gustaría ser el Adrian Cronauer (en flamenca versión) el que nos despertase cada mañana con su Good Morning Spain y nos hiciese bailar? y es que puestos a tener el control sobre la megafonía yo prefiero a un tipo como tu, alegre, dicharachero, a la par que elegante y...
Vale, vale, jejeje me callo.
mares
A ver....
¡Votos a favor de Juan! ....
moi, aussi.
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