Del arte moderno
Estos días hay una exposición de artistas holandeses en La Casa Encendida, y allá que me dirijo dispuesto a impregnarme de vanguardias, modernidades o extravagancias. Dentro ya de la sala, observo que sobre una balda se halla un ejemplar de El País, junto a unas monedas y unas llaves. Una señora exclama: Huy, alguien ha perdido todo esto, hay que avisar al vigilante. Me apresuro a explicarle que no, que se trata de una obra artística, Newspapers with coins, o algo así. Poco después, un señor se agacha para recoger el envase de una botella de agua tirada en el suelo. Ahora es el propio vigilante quien le recrimina: oiga usted, eso no se puede tocar. Arte intangible, deduzco. Sin embargo, hay algunas obras realmente originales, como esa serie en la que se capta el cambio sutil de la luz sobre una fachada a lo largo del día, o el artista que bebe agua del mar para acabar evacuando en un lago. Dicen que un síntoma de vejez es la incomprensión del arte moderno. Me voy haciendo viejo, sin duda.
2 Comments:
¿Viejo?
A mi me parece que simplemente estas llegando a la deconstrucción contemplativa, muy propia de quienes ya han disfrutado de casi todos los estilos.
Si te sirve de algo, a mí me duele la cadera al bailar y me gustan los telediarios con sus asquerosamente jóvenes presentadores.
Anónimo Z
Tu escrito me recuerda una exposición en la que tuve que decirle a una señora que no se sentara en lo que ella creía que era un banco, que se trataba de una obra más de las expuestas.
La pobre mujer iba con muletas y era algo mayor. Debe ser la vejez, como tu dices, pues el resto de la gente, bastante joven, por cierto, pues se trataba de un grupo de estudiantes, ni lo tocó.
La imagen que has puesto me recuerda una lámpara de mi casa, más bonita que esa sin duda, pero con una luz muy tenue y acogedora. Increíble para crear ambiente, pero non grata para otras actividades.
Me da mucha envidia tu posibilidad de tener tantas exposiciones a mano. Envidia sana, claro. Buen finde
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