Blog de Juan Fernández

De todo un poco, como en botica. Apuntes medioseculares, donde, por hablar, se habla hasta del gobierno. Este blog cuenta con la bendición de los siguientes santos: San Woody, San Humphrey, San Frank McCourt, Santa Almudena, Grande de España, patrona de los canadienses, y Santa Dorothy Parker. Borrachos y borrachas de sombra negra, abstenerse.

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martes, septiembre 16, 2008

DesEsperanza

Conviene no llamarse a engaño: en la mayoría de los casos, los profesores nos limitamos a ratificar el statu quo. Cuando uno observa detenidamente las estadísticas, los cuadros de movilidad social, llega a la desoladora conclusión de que la condición social de nuestros alumnos determina en gran medida su expediente académico. La duda que me asalta es cómo reaccionará el poder cuando los menos favorecidos extraigan la conclusión evidente de que prácticamente no hay escaleras para subir en la escala social y que, como en el Medievo, la cuna marca el resto de sus vidas. Se extrañarán de la quema de coches, de la respuesta iracunda, de los banlieus, y no faltará el político de turno que haga un paseo militar protegido por una legión de gorilas y sentencie: basura. Sostiene doña Esperanza Aguirre que no hay conflicto ideológico en la enseñanza. Sostiene también que hay un monopolio de la escuela pública con el que hay que acabar. Lo grave no es lo que sostiene. Lo grave es que su concatenación de falacias, verdades a medias y mentiras plenas consigue la aquiescencia y el apoyo inquebrantable de la mayoría de la sociedad. Ya sé que hablar de ideologías está mal visto, que son muchos los canallas que han medrado bajo sus paraguas, que no hay recetas universales, pero me duele admitir que mi papel es decididamente subalterno, que son otros quienes mediatizan el alcance de nuestra labor, cómo las comunidades escolares han ido perdiendo su autonomía decisoria hasta caer en el despotismo desilustrado. No me preocupan alumnos como Superlópez, uno de mis mejores alumnos el año pasado: es tan brillante que haría carrera incluso en el desierto; me preocupan todos aquellos a los que, además de tener la línea de salida mucho más atrás, corren atados de pies y manos. Eso sí, los gastos del correaje corren a cuenta de la Administración, y es que a rumbosos no les gana nadie.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Pues la solución está clara. Les desatamos pies y manos, adelantamos la línea de salida y listos.
Ahora bien,¿cómo lo hacemos?

19:12  

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