Iniciación
En aquel mi primer destino hice un curso acelerado de iniciación profesional. Aprendí que el más estúpido podía ser alguien que supuestamente estaba en tu bando ideológico, que personas situadas en las antípodas del pensamiento podían conquistar tu corazón, que hay que sacar de la faltriquera los prejuicios que hemos ido acumulando a lo largo de la vida (me temo que no he sido capaz de llevarlo a la práctica enteramente) y que jugar al tenis con el hijo de la directora podía granjearte la eterna enemistad de algún radical contumaz. En aquel colegio, pese a ser público, tal vez por el lastre del nombre, se tenía por costumbre empezar el día con unos cuantos rezos. Por haber, hasta había un aula habilitada como capilla. Sin informar a nadie, y encomendando mi alma al diablo, convoqué a los padres y les dije que dado que había no creyentes entre los alumnos (me temo que el único ateo era yo mismo), sustituiríamos las plegarias por un respetuoso minuto de silencio, no se sabe en honor a qué víctimas. Para mi sorpresa, con el respaldo incondicional del padre de Benja, la propuesta prosperó. Al día siguiente recibí la primera invitación al despacho de la directora. Cómo has podido hacerme esto, me preguntó. Ayudado por mi rostro barbilampiño y mi voz dudosa, le contesté que no le había comentado nada porque daba por supuesto que ella, como directora de un colegio público, estaría totalmente de acuerdo. No llevaba un mes y ya me había ganado la inquina de la miembra del Opus y del anarquista feroz.
7 Comments:
Llevo mucchos años trabajando como docente en la escuela pública y he pasado por varios colegios, pero en ninguno de ellos se ha paracticado semejante práctica. Para eso ya están las Iglesias, por Dios.
Bueno, pues en mi colegio no se rezaba, pero el profesor de religión invitaba al cura todos los años para celebrar el miércoles de ceniza y los niños se iban a su casa todos los años con la cabecita bendecida, a la vez que pringosilla. A mi me parecia absuda tal ceremonia, pero nunca tuve el valor de decir nada. Un día sin más, cambiamos de profesor de religión y el cura desapareció del colegio. Fuimos unos cuantos los que respiramos profundamente y nos quitamos ese horrible peso de encima. Ahora, sigo en el mismo colegio y aunque hay pocos niños que cursen la alternativa a la religión, ya tenemos unos cuantos. El progreso llega lentamente a las zonas rurales, pero todo llega. Hemos convertido esta asignatura en una materia muy interesante para los alumnos y muchos de ellos intentan convencer a los padres para que les cambien, pero aún les cuesta bastante hacerlo.
Mucha suerte con el nuevo blog, compañero. Aunque me habías contado tu intención de abrirlo, incluso el título, no sabía que estaba inaugurado. Un abrazo.
Muy agudo con el minuto de silencio por el difunto inexistente. Los dejarías de piedra.
Nunca he tenido el valor de imponer mis razones por cabales que fuesen ante una tradici�n tan descabellada como esta y menos a los 24 a�os. �C�mo envidio tu coraje!
Perdón por los cuadros, pero el ordenador se ha vuelto loco.
Más que coraje era temeridad,creo yo.
Publicar un comentario
<< Home