ONCE
Hay películas cuya mera distribución en los cines españoles bien parece un milagro. Esta, ONCE, es una de ellas. Un musical, Glen Hansard, un músico callejero, y Marketa Irglova, una inmigrante checa, hilvanado canciones que hablan de los tópicos del amor y del desamor, las calles de Dublín como escenario y unos cuantos secundarios para salpimentar la trama, parecen poca cosa a primera vista. Y sin embargo, es tanta la emoción contenida, tan suprema la habilidad con que muestra la dificultad de ser felices, de enderezar el timón aunque a veces el viento role y sople a barlovento, tan auténtica y sobria la interpretación de los actores, tan emotiva la generosidad que recorre la historia (magistral la figura del padre), tan reconfortante la banda musical, que bien harán los escasos lectores de este blog en superar prejuicios y acercarse a los Renoir de la plaza España.
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