Me equivocaría otra vez
Lo dice el lúcido Fito, y lo suscribo. Da la impresión de que esta sociedad tiende no sólo a la especulación financiera, sino también a la afectiva, y me parece un error lamentable. Si hay algo en lo que nos podemos mostrar rumbosos, con una generosidad rayana en el despilfarro, es en materia de afectos. No importa que a veces caigamos en la bancarrota, que alguien invierta nuestros ahorros sentimentales en otra entidad corpórea y nos deje un descubierto, porque por lo general este tipo de inversiones dan bastantes intereses humanos, gozan de una gran rentabilidad social. Cuando muera, quiero haber gastado hasta el último penique de amistad, irme al más allá con mi morral de sonrisas agotado y liquidado por completo mi fondo de pasiones.
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