Mataharis
Desde hace tiempo, Iciar Bollain nos tiene acostumbrados a películas sin concesiones, capaces de incomodarnos hasta límites insospechados por lo que de auténtico y veraz hay en ellas. En la última, Mataharis, nos habla de la incomunicación interpersonal, de la dificultad o imposibilidad de romper las inercias o de nadar en contra de la corriente social, de cómo somos esclavos de nuestros prejuicios, víctimas de unos modelos impuestos desde la cerrazón y la hipocresía. Desazona comprobar cómo pese a la buena voluntad y la perseverencia de los personajes, estos se hayan atrapados como moscas chapoteando en la miel, sin más libertad que escoger por qué lado del abismo prefieren arrojarse. Y sin embargo, pese a todo, conmueve ver cómo incluso en medio de la desolación es posible un último resto de ética, una postrera sonrisa frente al pelotón de moralistas. Magníficamente interpretada, con una banda musical a la altura de la sobriedad y discreción de la obra, es una de esas películas supuestamente menores que uno no puede perderse.
1 Comments:
Sr. Fernández, le devuelvo el saludo y tomo nota de la recomendación.
¡Un abrazo!
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