Hermano Celedonio
Mi admirado escritor Robert Louis Stevenson era conocido en
Samoa, la isla donde vivió sus últimos cuatro años, como Tusitala, el contador
de historias. Rodeado por nativos, amenizaba las veladas insulares con su destreza
narradora. Yo también tuve mi particular Tusitala cuando muy niño, a la temprana
edad de los cuatro o cinco años: Hermano Celedonio. Entre mis primeros
recuerdos está el de una recua de niños, sentados en la calle (apenas había
coches por entonces) en torno a él, ensimismados ante sus historias. He tenido
que contrastar el recuerdo con mis hermanos mayores, no fuese a ser un desvarío
senil, y para mi tranquilidad, me lo han confirmado. Es probable que mis
posteriores afanes literarios, mi pasión por la literatura, como lector y como
escritor, arranque precisamente ahí, en aquellas narraciones de mi tío abuelo
Celedonio, a quien nunca le agradeceré lo suficiente haberme inculcado la querencia
por la fantasía y la imaginación.
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