Daguerrotipos: Corillo
Corillo, hipocorístico de Dióscoro, era el cartero del pueblo, Zarza-Capilla. Mejor dicho, de los dos pueblos, el de arriba y el de abajo. Era un hombre enjuto, con una calva reluciente, y desbordaba energía. Lo recuerdo gritando desde el portón el nombre de mi madre, ¡Basilisa!, y apresurándose a entregar la correspondencia. Luego lo veía alejarse con su paso vivaz y ligero. Parecía un tipo feliz. Dicharachero y bromista, siempre tenía una frase oportuna en los labios. Para cuando terminabas de escucharla, él ya se había desvanecido, dejando solo una sonrisa flotante, como la del gato de Cheshire.
1 Comments:
He visto a menudo un gato sin sonrisa pero nunca una sonrisa sin gato (diría Alicia).
El acto de sonreír tiene un poder mágico pero muy real y es que consiguen que uno se sienta menos sólo.
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