En la compra
Estoy en la cola del Carrefour de Vallecas cuando observo que mi predecesor emite un leve gruñido al agacharse. Cada vez hacen los suelos más bajos, me dice, con una sonrisa exculpatoria. Desde luego, le contesto, porque no me gusta llevar la contraria a desconocidos. Llevo una placa en las vértebras, cinco operaciones ya. Vaya, digo, por decir algo. Aquí donde me ves, medio tullido, he jugado en Estados Unidos muchos años de quarterback. Un puesto difícil, le concedo. Y doy clases en la universidad, de Educación Física. Yo también soy profesor, en un instituto, me parece oportuno informarle, en justa correspondencia. He practicado ocho deportes, insiste. Yo era portero de balonmano, le digo. Y he tenido 17 accidentes de tráfico, todos los borrachos me buscan, me lanza, y estaría dispuesto a creerle si no fuese porque con la creciente proximidad me ha llegado una vaharada alcohólica. Bueno, yo me he hecho algún raspón que otro, pero a esas alturas me doy cuenta de que entre su currículum y el mío hay ya tanta distancia como entre Obama y McCain. Y perdí la virginidad a los seis años, me dice, consiguiendo la atención unánime e instantánea de toda la cola. Un poco precoz, le confieso, ya contra las cuerdas. Bueno, mejor dicho, a los diez, rectifica. Bastante antes que yo, le reconozco. Fue una mujer mayor, que abusó de mí, y la conozco. Ha pensado en algún chantaje, le pregunto. No, hombre, yo soy una persona honrada. El curiososo conversador paga y se va. La señora que está detrás de mí, me dice: no, no, si a los chicos a los seis años ya se les pone así, y levanta el antebrazo, con el puño cerrado. No recuerdo cuando tuve la primera erección, le contesto a toda prisa, porque ya es mi turno ante la cajera.
1 Comments:
Ja,ja, así cualquiera hace la compra. Tengo asumido que las tareas domesticas hay que compartirlas, pero no por ello dejo de protestar cuando me toca comprar cuatro cosas. Si en la cola del super estuviera tan entretenido no pelearía tanto para ir
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