Que la Pedagogía me perdone
Nunca entenderé a esos compañeros que hablan con displicencia de los primeros de ESO. Este año tengo dos, y cada clase se convierte en una aventura imprevisible. Es tal su vitalidad e imaginación (y tanto su odio a los lexemas y morfemas), que podemos empezar la clase con una dramatización (JM Seballos haciendo de cantante de reggaeton atendiendo una rueda de prensa) y acabar con C Rempert interpretando a la Mala Rodríguez. Lo de hoy ha sido peor: hemos pasado de una oda de Pablo Neruda a un debate sobre la ouija. Eso, por no contar los recibimientos que te hacen: venga, profe, que llegas tarde. Y tienes que chocar unas cuantas manos, como si fueses Pau Gasol. Eso sí, en cuanto oyen la palabra lexema se les tuerce el gesto. Y a mí también.
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