Peste
Uno escucha a un campechano presentador televisivo preguntarse de qué derechos carecen las mujeres en nuestro país y animando a las feministas a protestar en Irán, al alcalde de Madrid, Almeida, haciendo malabarismos verbales para no condenar la violencia de género y criticando de paso a quienes, en su opinión, utilizan este tipo de crímenes para obtener una renta política, a la presidenta de la Comunidad de Madrid, Díaz Ayuso, proclamar enfáticamente que su partido no está contra los hombres (y espero que tampoco contra el movimiento de los planetas, puestos a hacer brindis al sol y abonar su discurso banal), y escucha también el silencio (¿lo oye, señor Rivera?: es el silencio de sus socios) de Vox a la hora de condenar el último asesinato de violencia de género, y se pregunta cuándo se torció todo, cómo se ha extendido este albañal.
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