Blog de Juan Fernández

De todo un poco, como en botica. Apuntes medioseculares, donde, por hablar, se habla hasta del gobierno. Este blog cuenta con la bendición de los siguientes santos: San Woody, San Humphrey, San Frank McCourt, Santa Almudena, Grande de España, patrona de los canadienses, y Santa Dorothy Parker. Borrachos y borrachas de sombra negra, abstenerse.

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jueves, julio 18, 2019


Resultado de imagen de Almeida The winner takes it all
            Un hecho que provoca una enorme perplejidad es el reiterado triunfo electoral, con algún efímero intervalo, de la derecha en una ciudad como Madrid, habitada en su inmensa mayoría por personas trabajadoras con rentas medias o bajas. No se trata de concederle a la izquierda a priori cierta superioridad moral, porque a lo largo de la historia se ha demostrado (véanse casos como el de Daniel Ortega y tantos otros) que políticos de esta tendencia pueden comportarse como auténticos criminales, pero hasta el más lego en economía es consciente de que la única forma de lograr una mínima justicia social es a través de una fiscalidad progresiva y un reparto equitativo de las rentas. Esto es: que los que más tienen paguen más para poder socorrer las carencias de los más necesitados. Tampoco es preciso ser un experto en materia de salud ambiental para comprender que hay que restringir el tráfico, especialmente de los vehículos más contaminantes, para evitar que se cree una atmósfera ponzoñosa e irrespirable, causante de múltiples enfermedades y muertes prematuras. Y que la única vía para aminorar la desigualdad es un sistema público, sanitario y educativo, eficaz y adecuadamente financiado.
La pregunta elemental surge al constatar que son los partidos que abogan por una bajada de impuestos a los más ricos y quienes en nombre de la libertad (lástima que no sean tan libertarios en otros campos, como la eutanasia o el aborto) favorecen la contaminación en nuestra ciudad y provocan el incremento del desequilibrio social con su apuesta por la privatización de lo público, los que reiteradamente ganan las elecciones autonómicas y municipales. Me temo que si el Frente impopular, esto es, El Partido Popular, Ciudadanos y Vox, presentan como candidato al Cid o a su caballo Babieca, también sacarían mayoría absoluta. Porque lo cierto es que, aunque habría que buscar con lupa para seleccionar unos candidatos más mostrencos y caricaturescos, no dejan de ganar. No importa que Ayuso nos confiese su alucinante añoranza por los atascos y achaque a las restricciones de tráfico el aumento de la inseguridad ciudadana y Almeida, para no irle a la zaga, se empecine en la cuadratura del círculo: a más vehículos, menos contaminación.
Para revertir esta distopía, no hay fórmulas mágicas ni atajos milagrosos. Es tiempo de resistencia y paciente cordura, de la convicción de que algún día seremos capaces de superar nuestra perplejidad y de aunar esfuerzos. Será preciso eliminar los egos, tanta sigla y tanto clan, y encontrar los puntos de encuentro, el denominador común. En plena tormenta en alta mar, solo a los estúpidos se les ocurre ponerse a tocar el violín.