No había regresado a la sala de exposiciones de Mapfre desde hacía años, desde otra fría mañana dominical en la que asistí a una epifanía en toda regla, la figura de Lady B nimbada por un fogonazo de luz en en lo alto de la escalera que conducía a la salida, una de esas apariciones que se tatúan en la memoria de por vida. En esta ocasión, se trataba de una exposición del fotógrafo alemán Gottberg Schuh, cuya máxima ambición era reflejar la verdad íntima, aunque para ello fuese necesario mostrar no la realidad cruda sino debidamente poetizada, una suerte de realismo lírico. Sin desdeñar el paisajismo, donde logra formidables resultados, se centra en la figura humana, a veces en solitario y otras mostrándolas en sociedad, desde desfiles marciales a juegos infantiles pasando por escenas de tocador. Con frecuencia, el lenguaje de los cuerpos, el elemento quinésico, se impone al puramente facial, como si el artista intentase desvelar la interioridad apelando al conjunto y no al detalle, alterando la jerarquía de valores. Son muchas las instantáneas que sobrecogen, pero confieso que nada me ha impactado más que el contraste entre la expresividad humilde y transparente de los habitantes indonesios y la petulante y satisfecha de sus paisanos alemanes en un desfile nazi. A la salida, otro cuerpo femenino se recortaba en la escalera, pero nada comparable a la fugaz y deslumbrante, como un cuerpo celeste, Lady B.
2 Comments:
Captar la fugacidad del instante, detener el tiempo, dejar que hablen los silencios, escuchar los diálogos íntimos de los cuerpos o recrear la expresividad del movimiento dentro de su contexto, se convierten en fotopoemas líricos, que solo la imagen en blanco y negro y tus pinceladas descriptivas, nos regalan.
Lady C
No se puede decir mejor, Lady C. Y, por cierto, no regalo nada. Gracias.
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