How is God today?
Eso es lo que pregunta unos de los delirantes personajes de esta entretenida película inglesa, dirigida por Frank Oz. Siempre me ha parecido una tarea poco menos que hercúlea hacer reír al personal sin recurrir a tópicos o astracanadas. Me refiero a un humor que no atente contra la inteligencia del espectador, en la línea de un Lubitsch o Billy Wilder. En Un funeral de muerte, uno agradece el esfuerzo del guionista por demorar la solución cómica, por el generalmente sagaz ensamblaje de las piezas. Los personajes resuelven decorosamente las situaciones, con alguno de ellos (por ejemplo los personajes del sobrino o el del yerno vocacional) especialmente inspirados. Hay un final feliz pero, qué coño, cuando has pagado 7 euros parece de justicia una cierta reconciliación con la vida. Ya sabemos que ahí fuera, dentro de nada, volverá a hacer frío.
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