Vacaciones
Y sí, pese a los comentarios agoreros de que nunca llegarían, ya están aquí. Algo falla en la sociedad que hemos creado cuando la felicidad se reserva para el tiempo excepcional de las vacaciones. La estampida de mañana, en plan sálvese quien pueda, es el mejor indicio de lo inhabitables que se han vuelto nuestras ciudades. Con tanto ladrillo, nos falta el aire... y el cielo.
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