Gorrión
Como quien reza a un dios que no existe, así te hablo yo. En vano espero una respuesta que bien sé nunca llegará. Y sin embargo, necesito seguir hablándote, porque no hacerlo significaría aceptar lo evidente, que te has ido para siempre, por más que te refugiemos en nuestra memoria. Tres meses hoy. Cómo te echamos de menos, gorrión.
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