Días descalzos
Se descalzan los días
para pasar de largo sin que nos demos cuenta.
para pasar de largo sin que nos demos cuenta.
Así comienza un poema de Luis García Montero. Esa imagen, la de los días descalzos, me parece muy apropiada para estos largos días del confinamiento. Son días que pasan modosos, sin hacer ruido apenas (salvo los aplausos de las ocho), sin dejar aparentemente huella, idénticos a sí mismo, como un monótono tiovivo dando vueltas sobre un eje. De pronto caemos en la cuenta del valor de las cosas perdidas: los paseos por un parque, una tarde de cine, el vermú de los domingos, el placer de caminar sin rumbo fijo, las clases de los jueves, el rumor del bullicio. Será cuestión de tiempo, pero los días volverán a calzarse de nuevo y todos escucharemos fascinados el inconfundible ritmo de sus pasos convocándonos a la calle de nuevo.
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