Han vuelto
El flujo de lava, tantos años soterrado, ha terminado por eclosionar. Ocupados como estamos en fruslerías varias, no hemos sabido detectar cómo han crecido los aprendices de brujo. Ahora nos alarmamos al descubrir que bajo sus barbas atildadas se esconde el infausto bigote cuartelero, que su mirada tiene la misma siniestra asimetría que la del tuerto golpista y que sus vítores a la vida son en realidad, como antaño, vítores a la muerte. Casado y Rivera, enfrascados en una encarnizada lucha goyesca por exhibir sus atributos y su mandíbula de escualo, se creían los nuevos cirujanos de hierro, los mesías de un tiempo nuevo. Y eran solo los profetas.
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