Blog de Juan Fernández

De todo un poco, como en botica. Apuntes medioseculares, donde, por hablar, se habla hasta del gobierno. Este blog cuenta con la bendición de los siguientes santos: San Woody, San Humphrey, San Frank McCourt, Santa Almudena, Grande de España, patrona de los canadienses, y Santa Dorothy Parker. Borrachos y borrachas de sombra negra, abstenerse.

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domingo, mayo 09, 2021

El olvido que seremos

 

El olvido que seremos,
la película de Fernando Trueba basada en la novela homónima de Héctor Abad Faciolince, versa fundamentalmente sobre el duelo. Refleja la mirada retrospectiva que arrojamos sobre las personas decisivas en nuestras vidas que se fueron para siempre, dejándonos sumidos en una mezcla extraña de estupor, rabia y miedo. Su muerte nos parece intolerable porque al tiempo que ellos somos nosotros, los deudos, quienes también morimos en parte. Es decir, se trata de un doble duelo, el ajeno y el propio. Somos quienes somos gracias a quienes nos rodean, con quienes compartimos nuestras miserias, rutinas y alegrías. Ese diálogo que manteníamos con el ya ausente era el que nos explicaba y conformaba, el que nos identificaba. Trueba hace un alarde de magia, porque no es fácil trasladar a imágenes y sonidos una novela tan íntima y ceremoniosa. Hay secuencias sublimes, como cuando en el funeral de la hija muerta las figuras del padre y el hijo se reflejan en un charco, ven pasar un coche a toda velocidad y en ese mismo coche de pronto viajamos sin solución de continuidad al presente, en el que ya será el padre el nuevo muerto. Refleja también la compleja trama de los afectos, cómo nos anudamos a otros seres, crecemos con ellos, a veces remando juntos y otras veces sucumbiendo a la tentación del reproche, como si fuera su actitud, no la nuestra, la razón de nuestro fracaso. Soberbio Javier Cámara y el resto del elenco. Soberbio Trueba. Soberbia película. La primera película a la que, cuatro décadas después, he vuelto a ir solo al cine, sin ella.

2 Comments:

Blogger Joana said...

Allò realment dificil no és aprendre a deixar anar les persones sinó aprendre a deixar anar el tros de tu que es va quedar amb elles.
L'enyor sempre és molt gran i dolorós. Costa molt acceptar que sols les tindrem als nostres records.

15:20  
Blogger Juan Fernández Sánchez said...

Muy cierto. Un abrazo.

17:55  

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