Recaída
Como los adictos a una sustancia, en estas dos semanas he descubierto que este blog era más importante de lo que suponía. En esta rectificación, la de volver a las andadas, han influido dos factores: la fidelidad de un puñado de lectores que seguían entrando pese al certificado de defunción y la sabia amonestación de Lu por mi afán de poner fecha de caducidad a todo. Tal vez lleve razón y lo que nace con vocación de efimero, por la fuerza de los hechos, acaba en ocasiones adquiriendo la condición de permanente. O acaso sea que llevan razón quienes dicen que bajo mi apariencia modesta escondo un alma exhibicionista. Quién sabe.
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