Mari Luz
Cada cual tiene su Arcadia particular, su paraíso accesible. El mío se llama Mouruso, una aldea de cuatro casas cerca de Luarca, Asturias. Hace muchos años que descubrí por casualidad la casa rural de Mari Luz, y aún recuerdo el impacto de su primera visión: una mujer rolliza de mofletes sonrosados con mandil y un móvil colgado del cinturón. Desde un primer momento me desarmó su mirada azul y su palabra blanca. Fue una amistad a primera vista. Hoy mismo recibo una postal de su hija, Azucena, firmada por también por Tino, Buli y, por delegación, los tres perros, Terry, Towny y Cochito. Echámoste, como tú dirías, de menos, Mari Luz.
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