Gabriel
De su bonhomía da buena muestra el ser uno de los escasos lectores perseverantes de este blog. Lo más definitorio de su personalidad es que nos hallamos ante un tipo normal, lo cual no es moco de pavo en una sociedad como esta que tiende al delirio paranoico o a la estupidez supina. Como esos jugadores imprescindibles en cualquier equipo, sabe apagar un fuego, templar un gaita y, llegado el caso, tragarse un sapo. Cuando me pidan los nombres de doce hombres justos y cabales, él será uno de los primeros de la lista. Como en las elecciones al consejo escolar, claro.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home