Episodios como el de esta pandemia hacen aún más evidente la desprotección del ciudadano en los contratos mercantiles. Unos días antes de la declaración del estado de alarma, mi mujer y yo firmamos el contrato de arras para la compra de una vivienda en Rivas Vaciamadrid y pagamos 6.600 euros. En los dos últimos meses se ha producido un vuelco en la situación laboral y económica de nuestra familia. Pensamos, ingenuamente, que una causa de fuerza mayor como esta nos permitiría recobrar al menos una parte de lo aportado. Craso error. La inmobiliaria se acoge a lo firmado en el contrato y se niega a devolver lo más mínimo. Esa misma causa de fuerza mayor les habilita a ellos a posponer varios meses la entrega de la vivienda. Es el mercado, amigo.
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